Valentín Morales Caballero es un nombre emblemático en el Club Deportivo Pozoblanco. El capitán blanquillo acumula 11 temporadas con la actual en el barco y, desde el domingo, en el partido ante La Palma, puede decir que ha defendido 300 veces en partido oficial la camiseta del club. Ya es su propia piel, la de un canterano, aunque también pasara por el Córdoba CF en cadetes y juveniles y en otros clubes como Pozoalbense y Villaralto.
A sus 34 años, ha sabido irse adaptando a tener un porcentaje menor de minutos, pero ha ganado en sabiduría dentro de ese frente de ataque en el que lleva inscribiendo su nombre desde la campaña 2013-14, cuando llegó procedente del eterno rival, el Atlético Villanueva, reclutado por el técnico Mario Rojas. «Quién me lo iba a decir a mí cuando llegué», comentaba con una sonrisa en la sala de prensa del Municipal en declaraciones recogidas por Canal 54. «Es un orgullo haber llegado a esa cifra y ojalá sean muchos más. O unos poquillos al menos», decía entre risas.
El jugador, nacido accidentalmente en Palma de Mallorca al estar su padre allí en la Marina, ha actuado como mediapunta pero también por momentos como delantero centro en alguna etapa dentro de su larga trayectoria. Aunque lo que ha sentido siempre es «un segundo delantero, porque lo de mediapunta casi ha desaparecido». Palabras de un futbolista querido por la afición y respetado en el vestuario como un buen capitán, donde tuvo que «mediar en los conflictos y buscar soluciones, que es lo mejor siempre». Un hombre de club, esa figura necesaria donde las haya.
Varias categorías
Esas 300 ocasiones vistiendo de blanquillo las coleccionó en diversas categorías. Vivió los años duros de tener que jugar en Primera Andaluza, tras descender en un primer curso que, pese a todo, recuerda con cariño «por el grupo que se formó», con gente de la casa, y la posterior División de Honor Sénior.
De ahí costó salir y quizá por ello destaca «el ascenso» de 2019, con Juan Carlos Quero como entrenador y gracias a que no pudiera ascender el Ceuta, que «echó una manilla». De ese año recuerda «los tres goles ante el Algabeño, en un partido muy bueno». Se devolvió al club a la categoría mínima que merece y en la que por cierto alcanzó la cifra también redonda de 500 victorias en esta temporada, una de las mejores de los últimos tiempos. No en vano, el equipo está tercero en la tabla del Grupo 10 con 33 puntos y mínimo estará ahí, en zona de play-off, alguna jornada más, porque tiene ahora mismo 5 puntos de ventaja al sexto clasificado.
Tentado por el 40×20
Valentín, que en verano incluso tuvo la opción de pasarse al mundillo del fútbol sala, que le atrae mucho, admite que «cada año es más difícil» mantenerse en la plantilla, porque «la edad no perdona a nadie y en el fútbol tienes que estar físicamente bien». Pero ahora sólo piensa en seguir, mientras «todo esté bien con el club y la directiva» y pueda estar «contento» dentro del vestuario.
En esta gran temporada del equipo, y aunque por momentos ya juega «más atrás» que en posición habitual, persigue ahora su primer gol. «He tenido ocasiones, pero no se ha dado. Menos mal que los mete todos Abraham», volvìó a bromear. Lo bonito, que la afición ha vuelto al Municipal. «El club y el equipo lo han hecho bien en estos dos años y ello llama. La gente ya viene a verte de por sí», finaliza.
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