El intenso programa diseñado por la dirección de las Jornadas de Otoño de la Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno se ha cerrado esta mañana con la celebración de la última sesión correspondiente al Seminario de Antropología Cultural que se ha desarrollado de manera paralela a las ponencias de carácter económico-político que han dado forma a las Jornadas en sí. En esta última sesión se han intentado cerrar algunos de los círculos que se abrieron durante los días anteriores concluyendo con una clase magistral del que está considerada como el padre de los antropólogos y catedrático emérito de Antropología Social de la Universidad Complutense de Madrid, Carmelo Lisón.

Inició el día el profesor titular de Antropología Social y Cultural de la Universitat Autònoma de Barcelona, Jorge Grau Rebollo, que finalizó el trabajo iniciado en la jornada anterior profundizando en los documentos, medios y herramientas que se utilizan en el campo de la investigación social. Gra ha basado su intervención diferenciando entre documental y ficción añadiendo los componentes del documento etnográfico y la ficción etnográfica. “Tenemos la visión de que el documental, la realidad y la verdad forman una línea que nos remiten a los hechos, mientras la ficción, entendida como elaboración y distorsión intencional, lo asociamos al ámbito menos acercado a la realidad”, ha expuesto.

En este sentido, el profesor ha abordado también la dotación de verisimilitud que se le da al formato y a otros se les resta por el soporte, poniendo como ejemplo la confrontación entre el documental y las películas. “A través de fragmentos de narrativa audiovisual se puede construir algo más que no es el hecho y lo varías, en se caso la línea entre documental y ficción puede hacerse bien, en el caso extremo nos encontramos la ficción que no quiere plasmar la realidad y también que pueda convertirse en una ficción de otra ficción, como es la adaptación al cine de una novela”, concluyó.

“Del cine etnográfico a la Antropología audiovisual: las reglas de la filmación antropológica”

Con “clases” que en la jornada de hoy han tenido una duración de una hora, la segunda ha llegado de la mano de la dupla formada por José Carlos Lisón Arcal y Enrique García Pérez, dos de los profesores que han estado presentes en las tres sesiones. Nuevamente, la ponencia de ambos ha sido muy didáctica abordando “Del cine etnográfico a la Antropología audiovisual: las reglas de la filmación antropológica, donde han desarrollado las ideas básicas de grabación en el campo de la antropología. Una regla de oro expuesta por los profesores ha sido la de “respetar a los informantes y tener conocimiento de sus derechos, una regla de oro que es una norma ética”.

Durante su intervención, han realizado un paralelismo entre la grabación cinematográfica y la antropológica, destacando la unidad en sus etapas con la realización del proyecto que encajaría en la preproducción –investigación, adquisición de datos-, la producción –grabación- y la postproducción –montaje-. La diferencia fundamental entre ambos procesos reside en el tiempo, ya que “para la antropología es necesario convivir al menos durante un año para estudiar la realidad”. En todo este proceso se ha destacado la interpretación que hace el antropólogo, la incorporación de animación y grafismos, que “tienen mucha importancia para nosotros porque nos pueden ayudar en el proceso de contextualización”

La clase se enriqueció con los videos aportados a través de los que ejemplarizaron cada una de las explicaciones aportadas como la presencia de los diferentes narradores, la aparición y justificación la voz en off o la figura del conductor. Además, destacaron la elección de la música porque “con ella aportamos, por ejemplo, creando expectativas”.

“Del signo al símbolo”

Cerró el Seminario quien lo arrancó  y director del mismo, el catedrático emérito de Antropología Social de la Universidad Complutense de Madrid, Carmelo Lisón, centrándose en la interpretación. “Se parte del lenguaje de las cosas porque todo nos quiere decir algo si lo sabemos leer”, ha apuntado para proseguir afirmando que “la interpretación es múltiple, nunca termina pero no todo vale” y destacando que “los espacios y los tiempos son muy importantes para poder interpretar”.

Lisó ha asegurado que “todo para el antropólogo son signos y a veces se convierten en símbolos “que son los que nos valen para interpretar”. “Las ideas, los comportamientos, la música, vivimos, gozamos en un mundo de signos, el signo es todo y, por lo tanto, la distinción entre material e inmaterial, lo oculto, lo sagrado, el poder da igual porque todo es un signo, índices que nos apuntan a otra cosa, a lo que ellos implican, a lo que se refieren”, detalló. El catedrático añadió que “partimos de algo empírico, objetivo que va unido a cómo vemos las cosas sin que eso se pueda separar y al representar interpretamos por semejanza, nunca hablamos de igualdad”.

El catedrático Carmelo Lisón consiguió que los asistentes le pidiesen alargar su intervención ante las aportaciones realizadas por el padre de los antropólogos en relación a los mitos y que puso el punto y final a un Seminario de gran altura y difíciles de reunir y que han conseguido durante estos tres días empatizar con su público al que no han dudado en responder sus cuestiones tanto dentro como fuera del aula.