Lo que hoy anhela casi todo el mundo es la dignidad, que es la igualdad de toda la ciudadanía en los mismos derechos, los derechos humanos.

Pero la minoría que ostenta el poder económico y los medios de comunicación pretende manipular y falsear la realidad para que no se hable de lo importante, de lo que realmente ocurrió el sábado en Madrid y pretenden que los desinformados sólo se queden con las imágenes violentas que nada tienen que ver con la multitudinaria y pacífica manifestación.

El 22M ha supuesto la toma de conciencia y la asunción del protagonismo social y político de muchísima gente. La población está despertando de un letargo, de una resignación que ha durado demasiado tiempo. Son muchísimos miles los que están comprendiendo que sólo si son capaces de tomar las riendas de su destino, luchando pacíficamente, podrán conseguir darle un vuelco total a la situación.

En palabras de Julio Anguita:

“El 22 M puede ser el eje que marque un antes y un después en el devenir de la mayoría social. Pero para ello se hace necesario trabajar con la energía, la fuerza y los deseos de los y las manifestantes.

Lo primero que, a mi juicio, debe quedar claro para lo sucesivo es que la materia prima, el sujeto del cambio social existe y se manifestó como tal. Y ello se debió fundamentalmente a varias razones:

  1. La toma de conciencia de una mayoría social que soporta unas condiciones de vida impensables en el siglo XXI.
  2. El insulto que supone para esa mayoría social el espectáculo de robos, de alta delincuencia organizada y enraizada en las instituciones, el posicionamiento de miembros de los tres poderes del Estado a favor de depredadores de fondos públicos y en general la evidencia de que se gobierna en favor de una minoría cada vez más favorecida en sus actividades de rapiña.
  3. La inteligencia de fuerzas sociales, movimientos, plataformas de todo tipo en haber asumido que la unidad de la mayoría social, base sobre la que construir el futuro, es el objetivo al que deben supeditarse cuestiones adjetivas y secundarias de grupo, organización, o colectivo. Construir el poder de la mayoría social nos agrupa a todos en una acción de programas, metas, proyectos y actividades.

 

Tras lo sucedido el 22 M y las informaciones que sobre él han dado los medios de comunicación han sido evidentes tres cosas: para vergüenza de esos medios (excepción de una minoría) la prensa extranjera ha sido mucho más imparcial y ha informado a sus lectores.

  1. Queda claro que debemos usar y difundir las informaciones y comentarios de los medios alternativos de la red.
  2. Ya es un hecho que en estos acontecimientos hay tres tipos de violencia: la de los violentos infiltrados, la de los violentos infiltrados por la oficialidad y la de la policía al extralimitarse en sus funciones.
  3. Acusarnos de violentos es, además de una falsedad, una tontería. Si hubiésemos sido violentos, los 1700 policías desplegados habrían sido neutralizados en un santiamén. No digan estupideces.”

 

Si hubiésemos sido unos cuantos miles como dicen algunos mercenarios de la desinformación no estarían tan preocupados por ocultar la realidad.

Hace mucho tiempo que aprendí que para separar la paja del trigo en la información hay que preguntarse ¿A quién  beneficia las imágenes violentas que difunden las televisiones y los periódicos? Sólo así encontraremos las respuestas.

Está claro que a los convocantes de las marchas no les beneficia porque no forma parte ni de sus formas, ni de sus objetivos (en previsión de situaciones violentas  orquestadas desde los despachos ya nos habían dado instrucciones a los asistentes de  que la manifestación tenía que discurrir cívica y pacíficamente, que aunque lloviera no llevásemos paraguas de pico, ni chubasqueros, ni nada que tapara la cabeza, pues  ya conocemos sus tácticas).

Algunas cosas que debéis tener en cuenta a la hora de configurar vuestra propia opinión, los que estuvimos allí lo tenemos claro.

Desde antes del día 22, la Delegada del Gobierno de Madrid, Cristina Cifuentes, ya anunció la posibilidad provocaciones y violencia en la manifestación del sábado. El gobierno del PP comenzó a preparar el ambiente con tiempo. Como hemos visto en anteriores ocasiones (esta no iba a ser diferente), las alcantarillas del poder, se nutren de la carnaza de provocadores, la mayoría de ellos ajenos a los manifestantes, que provocan altercados porque necesitan de imágenes violentas para nutrir los medios de comunicación, tanto la prensa escrita como la televisión, de elementos justificativos de la represión policial y de camino llenar las informaciones de comentarios e imágenes que desvirtúan la realidad para así minimizar la enorme importancia y trascendencia política y social que ha demostrado esta impresionante manifestación del 22M en Madrid.

El presidente de la Comunidad de Madrid,  Ignacio González prepara el terreno días antes al comparar el contenido del manifiesto de la Marcha por la Dignidad con el ideario político de los neonazis griegos de Amanecer Dorado y había deseado que el sábado no se produjeran lesiones “para nadie” ni contra “el patrimonio de todos”.

\»Ya sé que el Gobierno lo niega, pero sí que tenemos infiltrados\», el secretario general del Sindicato Unificado de Policía, José Manuel Sánchez, se refirió en estas declaraciones (después del 25S, 26-9-12) a como policías de paisano, camuflados, se confunden con los manifestantes para, según él, identificar a los violentos. Pero existen múltiples testimonios gráficos (se pueden localizar en internet) que demuestran que son de los primeros que provocan los iniciales conatos de violencia para justificar las posteriores cargas policiales.

Es indudable que habrá elementos violentos en todas las manifestaciones, pero de ninguna de las maneras se les puede asociar a los organizadores de la Marcha por la Dignidad, ni a los cientos de miles de personas que pacífica y constitucionalmente ejercían su derecho de manifestación.

Los antidisturbios cargaron violentamente el sábado contra la Marcha por la Dignidad cuando aún no eran las 9 de la noche (hora hasta la que estaba autorizada la manifestación), el coro de la Solfónica cantaba en un escenario abarrotado y la plaza de Colón, el Paseo de Recoletos y las calles aledañas estaban llenas de miles de personas, entre ellas numerosos niños y personas mayores. Lanzaron gases lacrimógenos, apalearon con sus porras de metal recubierto, retorcieron brazos con brutalidad, dieron patadas y dispararon sus  pelotas de goma.

La versión oficial asegura que todo empezó porque alguien lanzó objetos a los agentes que estaban ante la sede del PP, bastante retirada de la Plaza de Colón.

¿Qué credibilidad podemos dar a su versión?, si son los mismos que han mentido sobre los muertos de Melilla ante todos los medios de comunicación, ante los observadores internacionales y en el mismísimo Congreso de los Diputados, ¿cómo pretenden que creamos que la agresividad de los antidisturbios no fue una provocación preparada con antelación?

Desde la una de la tarde el Paseo de Delicias, Atocha, Paseo del Prado, Plaza España etc. estaban llenos de manifestantes. ¿Por qué no se produjeron ningún tipo de enfrentamientos durante toda la jornada y sí justo a tiempo de enviar imágenes violentas a los telediarios de la noche tras la multitudinaria respuesta?

Aún en el caso de que fueran alborotadores quienes comenzaron los enfrentamientos, los agentes antidisturbios están ahí precisamente para proteger el curso pacífico de la marcha y la seguridad de los manifestantes que había desde la Plaza de Colón hasta Atocha y no, al contrario, para poner en grave peligro su integridad física y su vida.

¿Quiénes son esos encapuchados que parecen manifestantes violentos pero ayudan a los antidisturbios a esposar a uno en el suelo?  Están las fotos en los periódicos.

¿Por qué los mandos policiales permiten que una quincena de agentes de las UIP queden acorralados, siendo golpeados brutalmente por unos cuantos salvajes, cuando en las inmediaciones cortando todas las calles había miles de agentes y no fueron movilizados en su ayuda? Lo han denunciado los propios sindicatos policiales.

El Gobierno, si tenía intereses en desvirtuar con  imágenes violentas el éxito de la Marcha por la Dignidad. Tenían una poderosa razón para llevar a cabo esas bestiales cargas: si no hubiese habido cargas, las fotos que habrían quedado serían solamente las de cientos y cientos de miles de personas ejerciendo un derecho constitucional pacíficamente y eso no lo podían permitir.

Frente a la manipulación interesada de los medios de comunicación los que estuvimos allí tenemos la obligación moral de contar lo que vimos.