Tras el descenso del Club Balonmano Pozoblanco a Primera Nacional, su entrenador, Miguel Ángel Moriana, no pudo ocultar su decepción con la situación y también con las circunstancias que han llevado a su equipo hasta esta situación. A pesar de conocer el reglamento de la Federación desde el inicio de temporada, el entrenador no ve lógico el castigo recibido a pesar de haber sido el conjunto que más puntos ha obtenido de los tres que disputaron la fase, sumando 27 puntos frente a los 19 del Chapela y los 9 del ARS Palma del Río. 

«Es bastante injusto para la plantilla, que se ha sacrificado durante toda la temporada, haciendo auténticas maravillas para ir a cada entrenamiento, a cada partido. Me sabe mal que nos veamos en esta situación y sea de una manera tan injusta», indicó un Moriana que alegó que «no se ha premiado la liga regular». En esta línea, el técnico expuso amargamente que «la cosa termina con el descenso del equipo que ha competido hasta el final y el equipo que se reserva se queda en la categoría, son las normas pero me parece una situación bastante injusta».

Moriana tiene claro que el ARS Palma del Río, equipo que seguirá en la División de Honor Plata, ha desvirtuado la competición. «Desde mi humilde opinión es una forma de desvirtuar la liga, se ha reservado jugadores, se ha preparado la fase no presentándose y nosotros hemos competido hasta el último partido en Benidorm, jugándonos cada partido como una final con el desgaste que eso conlleva, tanto a nivel físico como mental», explicó. Para el técnico, este sistema de competición «ha premiado al equipo que no ha hecho nada», además de «dar las mismas oportunidades a tres equipos entre los que hay 18 y 12 puntos de diferencia». Moriana reconoció que el sistema de competición se aceptó al inicio de la temporada pero eso no quita para que «la Federación deba escuchar algo más y replantearse su criterio». 

La decepción del técnico de los blanquillos era patente tras la victoria ante el Chapela y no dudó al afirmar que «me siento, en este aspecto, como si el balonmano me hubiera dado la espalda, lo veo injusto, es demasiado castigo». Moriana se quejó de haberse jugado todo a una carta en un partido donde «no entró la bola, donde nos pudo la presión, podemos poner lo que queramos, pero por un mal partido te quedas fuera. Se debe premiar la regularidad y los más regulares hemos sido nosotros». Hablando de premios y castigos, el entrenador negó que el hecho de ser el anfitrión fuera al positivo argumentando que «la fase cuesta 12.000 euros, eso no es un premio, es un castigo. La Federación tiene que mirar estas cosas porque se desvirtúa la competición, si partimos todos con las mismas condiciones vale, pero no se puede premiar a un equipo que se ha dejado llevar tres meses».

El futuro

El final de liga y el consecuente descenso ha provocado en Miguel Ángel Moriana la lógica necesidad de «desconectar», motivo por el que no piensa en el futuro. «No tengo ganas de saber nada de balonmano», indicó el técnico que reconoció que no se ha hablado de futuro con la actual junta directiva a la que animó a «reunirse y vean lo que quieren hacer». «La fase me ha hecho daño por todo lo vivido y dentro de unos días hablaremos tranquilamente, no creo que sea bueno tomar una decisión ahora mismo sin valorar las circunstancias, esto no quiere decir que cierre ni abra ninguna puerta, lo que está claro es que el club necesita una reflexión en todos los aspectos», expuso.

Con todo, Moriana reconoció sentirse «muy a gusto» en un club con el que se siente «muy identificado», un hecho que provoca que «me sienta culpable de la situación, creo que se ha apostado por mí y no he devuelto la confianza depositada en mí, me siento en deuda».