Era una cita casi ineludible. En las horas previas compartimos instantes con el cantaor de flamenco Antonio de Pozoblanco para conocer más las intrahistorias de «Cante a Manolete», el disco escrito por Antonio Varo y al que ha puesto la voz el artista pozoalbense. Por eso había que acudir a un concierto que despertó el interés entre los amantes del flamenco. El escenario -siempre mágico- la Casa del Pozo Viejo o lo que es lo mismo, la sede de la Peña Flamenca «Agustín Fernández» se quedó pequeña para todos los que quisieron estar al lado de Antonio de Pozoblanco, que estuvo acompañado a la guitarra por Rafael Trenas.
Se hicieron esperar las soleas, las alegrías y las farrucas porque los artistas tardaron algo en subirse al escenario. Lo hicieron después de que el escritor Antonio Varo los presentase y dejara claro las razones que le llevaron a confiar en ellos para poner música a sus letras. Varo volvería a subirse al escenario para recitar dos poemas, uno dedicado al cantaor y otro al guitarrista. Fue otro de esos momentos emocionantes de la noche.
Y si el lugar se quedó pequeño, los cinco temas que componen el disco se quedaron cortos. Los asistentes tenían ganas de flamenco, expresaron su deseo de seguir disfrutando de la guitarra de Trenas y de la voz de Antonio, lo que llevó al cantaor a sobrepasar la vida de Manolete, la que le trajo ante el público. Y por ello le hizo un hueco a su Virgen de Luna (VER VÍDEO), a las cosas de su tierra, a sus raíces que se colaron después de que su voz acercase al público al mito en el que se convirtió el torero, un mito cuyas pasiones y desgracias, éxitos y fracasos encontraron descanso en la voz de un cantaor que se volvió a meter al público en el bolsillo con su buen hacer.
Se le notaba a Antonio de Pozoblanco las ganas de estar entre los suyos, de gustar y de gustarse y a sus adeptos de seguir disfrutando de su música. Por eso, se cuentan los días para que «Cante a Manolete» deja paso al primer disco del cantaor, que a buen seguro volverá a ser un éxito, la magia de su voz lo augura.
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