Hay muchas personas que deciden tomarse un respiro en su vida, aparcar todos sus proyectos y enfocar su camino hacia otro lugar. ¿Quién no ha pensado en aquello de tomarse un año sabático? Nuestro protagonista del reportaje de Jóvenes Emprendedores de hoy hizo el proceso contrario. Por delante, un año en el que apenas había que hacer nada. ¿La solución? Montar un negocio que le permitiera mantenerse activo, una manera de reivindicar el trabajo como una forma de crecer personalmente y también en el plano profesional, como es evidente.

Cuando la calle Mayor vive como muchos locales cierran sus puertas para siempre, Antonio José Sánchez Campos se aventuró el pasado mes de septiembre para hacer la operación inversa, levantar las puertas de uno de esos locales comerciales y comenzar una nueva aventura. Ese joven de 21 años, estudiante de Ingeniería Técnica de Obras Públicas en Bélmez, lo tenía claro desde el principio. ·”Es un año de transición porque estoy finalizando los estudios y tan solo me resta entregar el proyecto. Iba a estar con eso liado pero por lo demás iba a estar sin hacer nada y tal y como están las cosas es mejor no estar parado e intentar hacer algo”, relata

El joven pozoalbense lo tiene claro, “una vez que acabe pues a ver como rompe la cosa” pero mientras tanto pensó en un negocio que “requiriese muy poca inversión y una tienda de chucherías pues cumplía ese requisito. Los clientes son más que nada niños y siempre les dan algo de dinerillo sus padres para gastar, así que me tiré hacia delante”. De ahí nació Ever Candy.

Aunque en el futuro se ve fuera de España porque “la cosa está muy mal”, anima a cualquier joven a arriesgar siempre “que se tenga un respaldo y no quiere mucha inversión. Si esto no funciona tampoco pasa nada, pero para estar en casa siempre hay tiempo, así te mueves y evitas venirte abajo, tienes algo que hacer todos los días”. De este año sacará que “la experiencia siempre es positiva, aunque no sea algo a lo que yo me quiera dedicar en el futuro, pero claro que es positivo. Te relaciones con la gente”.

En el lado opuesto, en las cosas negativas el arduo papeleo que tuvo que seguir para poder abrir su negocio. “La verdad es que el papeleo en este pueblo en concreto es complicado, mis padres me han ayudado porque tenían experiencia, pero son muchos los trámites que tienes que hacer”, cuenta. A pesar de su juventud sabe lo que quiere y Antonio José Sánchez es de esos jóvenes que ve un futuro nada halagüeño ante sí pero que busca soluciones en lugar de echarse a llorar. Otra forma de ver la vida, la de que no quedarse sentado viéndola pasar.