Una traca de fuegos artificiales más corta, como viene siendo habitual, que la inaugural puso ayer el punto y final -ya veremos si se transforma en seguido- a otra edición de la Feria en Honor de Ntra. Sra. de las Mercedes de Pozoblanco. Los 150 arcos y las luces que han iluminado de manera especial parte de la localidad y el Recinto Ferial se apagaron hasta una nueva cita. Todo empieza y todo acaba y ahora nos toca afrontar un otoño que promete llegar con novedades.
Pero antes de adentrarnos en las historias que nos irá dejando esta estación, toca abordar una Feria que tampoco ha estado exenta de temas de debate, no digamos de polémica. Por lo visto, se ha suscitado un importante revuelo, sobre todo en las redes sociales, por la ausencia de un sitio destinado a los más jóvenes -para los menores de 18 años y en edad de disfrutar de la Feria lejos del amparo paternal- más allá del habilitado para desarrollar el «botellón».
El debate en las redes sociales ha sido interesante pero lo hubiera sido más si se hubiera extrapolado al día a día que se vive en Pozoblanco. Pocas alternativas ofrece esta localidad más allá de acudir a un «botellón» fin de semana tras fin de semana y nadie ha puesto el grito en el cielo, es más cuando desde el Ayuntamiento se estudió la posibilidad de quitar la zona destinada a ello unos cincuenta jóvenes fueron a protestar a las puertas del Consistorio.
Esto no quita que el Ayuntamiento no tenga la obligación, pero si pueda buscar alternativas para que a nivel institucional, al menos, no haya una «única salida» para estos jóvenes. Me dicen que incluso hubo algún empresario que presentó una idea en relación a esta posibilidad y que aún hoy está a la espera de respuesta, aunque la concejala de Festejos niega dicho extremo. También hay quien dice que las casetas light no han tenido éxito otros años, pero aquí igual el éxito hay que medirlo con otro baremo. Un debate interesante que más allá de dejarnos estampas de padres discutiendo con empresarios por no dejar entrar a menores en sus espacios nos deja una cuestión mucho más profunda, de tintes educativos y que habría que tratar primero en el seno de la familia y de lo acostumbrados que estamos a que chavales de 14 años, incluso menos, tengan esta práctica normalizada.
Otra de las polémicas, esta se ha podido seguir vía Twitter, ha venido de la mano de la música, bueno mejor dicho del volumen de la misma, lo que ha provocado que los responsables de otras casetas se hayan quejado ante lo que consideran una puesta en práctica de las «reglas de juego» desigual. Según me cuentan, aquí las quejas han venido desde la derecha y desde la izquierda y también ha provocado el mosqueo de algún que otro empresario que considera que la organización de la Feria está dando pasos «hacia atrás» por entender que las caseta familiares son familiares, no discocasetas. Y como decíamos que el tema se ha podido seguir vía Twitter, aquí dejamos una muestra de ello.
Pues eso. Ya veremos si estos «detallitos» se pulen y se toma nota de lo que no gusta, para que al menos se debate, pero no virtualmente sino de verdad. Del otro lado también hay cosas que han gustado y entre ellas se cuela la programación en la Caseta de la Juventud y los conciertos de Planeta 80 y Merche, que tuvieron tirón y consiguieron hacer disfrutar al público que hasta allí se acercó.
No puedo terminar este artículo sin hacer referencia al hartazgo que me produce el tema de «Paquirri», no lo puedo evitar. La justificación este año es que se cumplía el treinta aniversario de su muerte, y hace cinco fueron veinticinco y hace diez dos décadas y así seguiremos sumando años y aniversarios contando siempre lo mismo.
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