La luna llena brillaba anoche en el cielo de Añora, iluminando con plateada luz a miles de personas que se habían congregado en el pueblo para asistir a un evento deportivo único: las Olimpiadas Rurales 2015. La de ayer fue una noche mágica en la que, en tan sólo unas pocas horas, se mezclaron muchos sentimientos y sensaciones que, unidos al toque especial de una noche de verano de luna llena, dieron lugar a un ambiente irrepetible y maravilloso.
Tras el pasacalles y la presentación de los equipos a cargo de eFusión, las Olimpiadas Rurales dieron comienzo con un espectáculo visual con el que se pretendía introducir a los participantes y al público en la emoción de la competición mediante una historia contada sin palabras. Porque a veces no es necesario hablar cuando queremos expresarnos y querer que nos entiendan. A través de las siluetas de unas marionetas en un escenario teatral improvisado se sucedió la vida de una familia en la que el padre tenía que marchar a la guerra. Una puesta en escena fantásticamente realizada y desarrollada con tan solo unos cuantos actores y una sábana blanca. El ingenio era lo esencial para contar la historia sin necesidad de gran cantidad de atrezzo ni recursos técnicos.
El culmen de la narración llegaba con el reencuentro de la familia después de que el padre, al que se le creía muerto, volvía a casa. Fue entonces cuando apareció el fuego en el escenario de Añora, dando comienzo a los Juegos.
Los equipos disputaron en primer lugar la prueba del Salto a Piola. El ambiente se llenó enseguida de gritos de ánimo y de esfuerzo. Los participantes iban avanzado por el campo de futbol de Añora en una imagen espectacular llena de color. Después vino la prueba del garrote en la Plaza de Toros, en la que el público vibró con las actuaciones de los equipos y, a continuación, la Cucaña.
Los espectadores pudieron disfrutar de una demostración de inmenso esfuerzo por parte de todos los equipos. Los chicos llevan la delantera en esta prueba, ya que la gran mayoría de ellos fueron capaces de conquistar la cucaña. A las chicas parece que les cuesta más, pero claro está que las ganas y el empeño que ponen en realizarla bien vale una escalada hasta lo más alto del poste. Alguna incluso sufrió un pequeño mareo al trepar, y es que las ganas, el esfuerzo y la ilusión no tienen límites en esta competición.
Con la Cucaña se puso fin a la primera jornada de Olimpiadas Rurales 2015. Durante todo el fin de semana, el ambiente de Añora se llenará de emociones y gritos de ánimo y esfuerzo. Porque, al fin y al cabo, no es la luna llena la que da un toque especial al evento. El toque especial se lo dan las personas que lo viven con intensidad.
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