Hace algo más de un mes que se inició una nueva legislatura en el Ayuntamiento de Pozoblanco y el pasado lunes vivimos el primer pleno de carácter ordinario, así que también llega el primer «revoltijo» de estos cuatro años donde analizamos lo que dio de sí el pleno dejando la mera información a un lado. Al lío.
Fue una noche de abanicos, hay quien no lo dejó de utilizar durante toda la sesión, y es que alguien debería revisar el aire acondicionado del salón de plenos porque corremos el riesgo de quedarnos en el intento de sobrevivir a las casi tres horas de «debate» a las que se fue la sesión. Fue la noche en la que se habló por primera vez de la retirada de entradas de protocolo, se acabó la concentración de concejales o de allegados en la zona más noble del Teatro «El Silo», se buscarán otras alternativas. Lo dijo la concejala de Cultura, Rosario Rossi, bastante claro, uno sabe cuando va como político y cuando como ciudadano. Ahora también habrá que ver si esa es una decisión tomada de manera aislada en una concejalía o también se extiende al resto de delegaciones y, como bien apuntaba alguien, dejamos de ver a concejales repartiendo entradas para los toros o actividades de otra índole. Pero pasito a pasito. Y aquí Rossi se llevó el primer aplauso de la noche.
Donde no se avanza, ni aunque se quiera, es el de pensar ciertas argumentaciones antes de soltarlas en un lugar como el salón de plenos. Nadie le exige al concejal de Urbanismo, Manuel Cabrera, que haga en tiempo récord un grado relacionado con la rama, pero igual sí que se le podría exigir que deje a un lado ese argumento tan utilizado por su antecesor y que él mismo criticó en más de una ocasión, «yo no soy técnico ni experto en la materia». Que un concejal lleve a una comisión un tema de tanto calado como la modificación de un Plan Parcial y diga que lo vio «a grosso modo», por encima y que él no tiene que saber aspectos técnicos, pues la verdad igual no es lo más apropiado. O igual sí, vayan ustedes a saber.
Metidos en faena, quedó claro que el equipo de gobierno dejó pasar de largo el debate político en lo que respecta a la modificación del Plan Parcial. Lo único que quiere dejar claro es que no habrá recalificación del suelo -aunque haya opiniones al contrario al respecto-, que todo atiende a la legalidad, que esto no es Marbella y que el Ayuntamiento no es nadie para decirle a una empresa privada la ubicación donde instalarse. Sus tres primeras afirmaciones no fueron cuestionadas por nadie, por ningún grupo político, pero sí la última. PSOE y Cambiemos Pozoblanco-IU, los dos grupos de la oposición que entraron en el debate, reiteraron en multitud de ocasiones que la modificación del Plan Parcial es un tema político porque influirá en el modelo de ciudad, porque se está hablando de la modificación de una norma dentro de la general atendiendo a los intereses de una empresa privada. Lo dibujó la concejala socialista Auxiliadora Pozuelo con un ejemplo muy gráfico, ¿si un particular quiere construir un tercer piso en una calle donde solo se permiten dos, el Ayuntamiento calla y asiente? Hubiera estado bien que el debate político hubiera encontrado a un equipo de gobierno que dijera algo más de «esto ya lo sabía el anterior alcalde» o «yo solo veo cosas positivas», más que nada para el enriquecimiento del propio debate.
Dejando a un lado los argumentos, el alcalde, Emiliano Pozuelo, cambió su estrategia y si en la rueda de prensa de contestación a Cambiemos Pozoblanco llevó el peso de la misma, en la sesión plenaria cedió protagonismo al concejal del ramo, Manuel Cabrera. ¿Casualidad? Tampoco el político popular entró en el debate político y se limitó a decir aquello de «han buscado espectáculo mediático», «no les correspondía hablar con nadie» y «si por algo nos caracterizamos en Pozoblanco es por ser buenos comerciantes». ¡Ay madre! Por cierto, que también se le preguntó en la mencionada rueda de prensa, la cuestión política, el concentrar servicios en una determinada zona del municipio y dejar otras a su suerte. Eso, a mí entender, es política y cosa de los corporativos y no de los técnicos, pero tampoco tuvimos respuesta alguna.
Pero como no todo iba a ser malo, el segundo aplauso de la noche se lo llevó el primer edil pozoalbense que dejó que un ciudadano interviniera para introducir preguntas en la sesión. Pocas veces se ha visto esto en un pleno, al menos en los últimos años.
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