• Se trata de un instrumento que posibilita expresar anticipadamente y decidir por sí mismos la asistencia sanitaria y los tratamientos que desean o no recibir en caso de encontrarse en situaciones en las que no puedan manifestar su voluntad

 

Un total de 2.485 cordobeses (28.973 andaluces) han registrado su testamento vital desde que en 2004 se puso en marcha este derecho con el que cuenta la ciudadanía para expresar su voluntad en el momento final de su vida. Este instrumento posibilita expresar anticipadamente y decidir por sí mismos sobre la asistencia sanitaria y los tratamientos que desean o no recibir en caso de encontrarse en situaciones en las que no puedan manifestar su voluntad.

A través de la voluntad vital, se expresa por escrito, de manera consciente, deliberada y libre, las instrucciones y opciones que habrán de observarse cuando se produzca cualquier circunstancia que impida al paciente tomar decisiones respecto a la atención sanitaria.

Para facilitar el uso de este instrumento la Delegación de Salud de Córdoba ha habilitado una consulta por la tarde, en la propia Delegación, para hacer más accesible el servicio y ofrecer una flexibilidad horaria. Así, en estos momentos, la administración cordobesa ofrece la cita en un tiempo medio de respuesta de un día.

Cuidados paliativos

En línea con la normativa de la Ley andaluza de Derechos y Dignidad de las Personas ante el Proceso de la Muerte, el Plan de Cuidados Paliativos de Andalucía persigue aliviar el sufrimiento, aportar dignidad y favorecer el apoyo psicoemocional y social que cada persona necesite en función de sus necesidades. Se estima que la población susceptible de recibir cuidados paliativos en Andalucía oscila entre un mínimo de 30.000 y un máximo de 60.000 personas.

En esta línea, Córdoba cuenta desde principios de año con una Unidad de Cuidados Paliativos que integra las unidades ubicadas en el Hospital Universitario Reina Sofía, Infanta Margarita de Cabra y Valle de los Pedroches de Pozoblanco. Esta unidad existía previamente desde hace 4 años, si bien dependía de la unidad de gestión clínica de Medicina Interna del Hospital Reina Sofía.

Este nuevo modelo organizativo va a permitir mejorar la calidad de la atención que se presta a los pacientes y a sus familiares y, al tratarse de una estructura provincial, también va a mejorar la coordinación y comunicación entre los profesionales que la integran. La posibilidad de contar con sistemas informáticos comunes en los tres hospitales va a redundar en la mejora de la calidad asistencial, así como el disponer de objetivos específicos para la unidad también traerá mejoras.

Actividad asistencial

Un total de 943 cordobeses recibieron atención en 2014 por parte de los profesionales de la Unidad de Cuidados Paliativos. En concreto, han sido 585 del área Centro de Córdoba, 180 del Área Norte y 178 del Área Sur. Los objetivos de esta prestación son aliviar el sufrimiento, aportar dignidad y favorecer el apoyo psicoemocional y social que cada persona precise en función de sus necesidades personales. Además, se contabilizaron 2.317 visitas de pacientes a domicilio.

Los problemas oncológicos representan alrededor del 90 por ciento de los casos atendidos y, en el resto de las situaciones, las causas son demencias, la Enfermedad Lateral Amiotrófica (ELA) e insuficiencias cardiacas y hepáticas, entre otras. Los tumores de pulmón, colorrectal y de páncreas y vías biliares figuran entre las patologías oncológicas más frecuentes en estos enfermos.

Los profesionales de esta unidad reciben para su atención a pacientes que llegan desde otras especialidades o desde Primaria, cuando su médico entiende que se encuentra en situación terminal con enfermedad avanzada y sin posibilidades de curación. Cuando los profesionales de paliativos reciben una petición hacen una valoración integral del paciente y su familia (pues sin cuidador no existirían los cuidados paliativos) y trazan un plan terapéutico.

La función de los profesionales que trabajan en paliativos es la de favorecer que los pacientes que se encuentran en la última etapa de su vida la vivan con dignidad, tratando de conseguir que llegue al final sin sufrimiento insoportable, conservando la capacidad para transmitir los afectos en los últimos momentos, ofreciendo al paciente la posibilidad de tomar decisiones respecto del cuerpo y la propia vida y respetando las convicciones y valores que han guiado su existencia. Asimismo, tratan de favorecer que la familia tenga el apoyo psicoemocional que necesitan y la atención adecuada a su situación.