Gran partido el que se celebró el pasado domingo en el Juan Sepúlveda entre dos candidatos al ascenso de categoría, el Balonmano Pozoblanco y el Balonmano Nazareno. El partido expuso sobre la pista dos formas distintas de entender el balonmano y tuvo su parte emotiva cuando las categorías base y el primer equipo salieron con una pancarta de ánimo a uno de los jugadores de la base, Juanjo, que el fin de semana anterior se había roto la tibia y el peroné.
El partido cumplió las expectativas con un equipo local apostando por una defensa cerrada y el sevillano haciendo todo lo contrario variando entre la 5-1, la 4-2 e incluso la 3-3. Los planteamientos de ambos entrenadores dejaron un choque igualado en sus primeros compases, si bien es cierto que las rápidas transiciones favorecieron al equipo de Dos Hermanas que mandó prácticamente hasta los últimos cinco minutos de la primera parte aunque con ventajas que no superaron los dos goles.
En el minuto 19, con 9-11, Pepe Eduardo Córdoba pidió un tiempo muerto para hacer algunas rotaciones en la primera línea y llegó la reacción de sus jugadores que se pusieron por delante a cinco minutos para el final de la primera parte con los goles de Escribano, Juande Castro y la buena aportación en portería de Víctor González. En los últimos minutos, el entrenador visitante jugó con portero jugador sin obtener mucho éxito ya es parcial acabó 5-1 para los locales que se fueron mandando al descanso (17-15).
Tras el paso por vestuarios, vinieron unos minutos de intercambios de goles, alternativas en el marcador y siguiendo ambos equipos sin conseguir ventajas excesivas, aunque en esta segunda parte esas rentas fueron siempre favorables para los locales. En el ecuador del segundo acto, con 24-24, el técnico de los vallesanos solicitó un nuevo tiempo muerto para oxigenar al equipo y de nuevo los suyos se adelantaron en el electrónico, lo que obligó a su homólogo en el banquillo sevillano a pedir otro tiempo muerto.
Con todo, los goles de Domínguez y Ceballos no permitieron que el cuadro local se fuera en el marcador y con esa situación de igualdad se llegó a los últimos cinco minutos de juego. A pesar de ir ganando 32-29 en esos momentos, le tocó sufrir a los vallesanos que fueron castigados con dos exclusiones que sirvieron al Nazareno a ponerse a uno (34-33) a falta de 29 segundos. Con una última posesión, los pozoalbenses aguantaron y Andrés Escribano soltó el brazo para sacar un lanzamiento que puso el definitivo 35-33 que puso fin a un trepidante y emocionante partido.
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