Es un problema de largo recorrido, por lo que lleva marcando parte de la actualidad pozoalbense y por lo que le queda para que se pueda encontrar una solución. La problemática de seguridad y de convivencia en las viviendas del Plan 54 del paseo de Los Llanos ha provocado que la asociación de vecinos del barrio luche por plantear y exigir vías de solución. Y precisamente con ellos, con los vecinos, hablamos hoy para conocer de cerca la realidad que viven día a día, los intentos por conseguir aunar esfuerzos y las peticiones que han realizado a los gestores en el Ayuntamiento de Pozoblanco para no dejar morir a un barrio y conseguir revitalizarlo a través de políticas de inversión.

Aunque han pasado años desde el inicio de este conflicto, el presidente de la asociación de vecinos, Agustín Medrán, ni puede ni quiere evitar hablar del germen de la situación actual y afirma tajantemente que «fuimos engañados«. «En principio nos dijeron que iban a ser viviendas para jóvenes, algo que no se ha cumplido. Luego Viviendas de Protección Oficial (VPO) y tampoco se cumple porque hay personas que pagan una cuota de 50-60 euros y no los 239 euros que estaban fijados en un inicio». Habla Medrán de reuniones al inicio del proyecto que «nos dejaron tranquilos» pero que han derivado en una situación muy compleja que ha provocado que la «prudencia» con la que entienden que han actuado sea puesta en cuestión por ellos mismos, por los propios vecinos.

«Creo que hemos sido siempre muy prudentes, hemos tenido reuniones antes y ahora. No hemos querido crear alarma social en ningún momento y sinceramente pienso que estamos arrepentidos de eso porque si nos hubiéramos movilizado de otra manera igual la situación no sería la que es ahora», relata Medrán. Pero, ¿de qué situaciones hablamos?

Los problemas

Los vecinos del barrio hablan de intranquilidad e inseguridad, no quieren poner nombre a las problemáticas que viven día a día y que oscilan entre las deficiencias en acatar unas mínimas normas de convivencia hasta delitos de índole mayor que han provocado situaciones complejas en algunas viviendas del Plan 54. «Aquí había muchas familias que traían sus niños al parque y han dejado de hacerlo porque no se puede estar, porque no hay necesidad de vivir ciertas circunstancias con niños y niñas pequeñas», apunta Medrán. Situaciones que hablan de un problema que tiene una doble vertiente porque esa incapacidad de asumir unas mínimas reglas de convivencia también afecta a algunos menores que viven en las mencionadas viviendas.

Todo ello ha provocado que los vecinos reconozcan que «hay miedo», el argumento que ponen sobre la mesa para explicar que no haya más denuncias, aunque también aclaran que los problemas suelen ocurrir entre los propios inquilinos y niegan que en la zona, por ejemplo, hayan incrementado los robos o delitos. «Es triste que muchos jóvenes del barrio que ahora pueden comprar vivienda no se planteen hacerlo donde querían porque nadie tiene la necesidad de ver crecer a sus hijos viendo continuamente a la Policía o la Guardia Civil en el sitio donde vives», explica el presidente de la asociación.

Lucha por el barrio

Se entremezcla en el relato de la realidad la indignación y el hartazgo, pero también las ganas de luchar por un barrio que la asociación no quiere que se siga aislando. De ahí, que además de exponer los problemas, los propios vecinos tengan una hoja de ruta muy clara para apostar por la revitalización del barrio y ese camino pasa, inevitablemente, por las inversiones. «Les hemos pedido al equipo de gobierno que en las inversiones tiene que haber algo para este barrio, sabemos que ahora mismo no las hay, pero hay que buscarlas, hacer lo posible«, argumenta Medrán que apuesta porque el Centro de Día, por ejemplo, se construya en el «barrio más envejecido, por lógica»

Esa lucha por recuperar ciertas cuotas de tranquilidad ha llevado a los vecinos a mantener reuniones con todos los grupos políticos, de manera conjunta e individualizada, que el miércoles propició la creación de una Comisión donde están representados ellos mismos, todos los grupos políticos, los servicios sociales, el Ampa del colegio Ginés de Sepúlveda y también la Policía Local como representantes de las fuerzas del orden. Una lucha en la que por primera vez encuentran «unanimidad» y «ganas por encontrar vías de solución».

Seguridad

Esas reuniones no cesarán y la asociación ya ha pedido otra, esta vez con la delegada de Vivienda, Josefina Vioque, que defiende que el problema es de seguridad, no de vivienda. Preguntados ante esta afirmación, los vecinos explican que «ha aumentado la seguridad y la vigilancia en el barrio» aunque dejan claro que «ya hemos avisado que desde las Navidades hasta ahora la situación se ha rebajado y ya se lo hemos comunicado al Ayuntamiento». Una seguridad que no ha impedido que se produzca una ocupación en las casas llamadas de los peones camineros, propiedad de Obras Públicas, que ha interpuesto la pertinente denuncia y que ha llevado también a tener que tapiar la parte trasera del resto de viviendas para evitar que cunda el ejemplo.

Este es, en definitiva, el dibujo de un barrio que quiere volver a la «tranquilidad» y la realidad de unos vecinos que trabajan por el bienestar de El Pilar de Los Llanos para el que piden un presente y un futuro.