«Un concierto íntimo porque vengo solo con mi guitarra«, así definía Ismael Serrano el concierto que ofrecería poco minutos después en el Teatro «El Silo». El cantautor presentaba «La Llamada» un disco que publicó en 2014 y con el que lleva una larga gira que «empezamos con un gran despliegue de puesta en escena pero echaba de menos medirme con la guitarra, es una forma de medirme conmigo mismo, de poner en escena lo aprendido, de establecer y retomar un cierto diálogo que se establece con el público cuanto estás tu solo. Es una propuesta de complicidad e intimidad«.

Consiguió Ismael Serrano crear ese clima, un clima de complicidad entre sus seguidores de siempre y los de ahora. Entre aquellos jóvenes que se encuentran en sus canciones y quienes ya no lo son tanto pero junto a sus letras recuperan parte de la juventud dejada en el camino. Lo hizo en un concierto que superó las dos horas y media de duración y donde el artista tiró de ironía, se rió de sí mismo y no olvidó su lado más comprometido. Repasó las letras y acordes de muchos de los temas de su último disco con «La Llamada», «Apenas sé nada de la vida», «Ahora que te encuentro» o «El día de la ira». Un disco en el que muchos han visto un canto más optimista.

Pregunta: Visto lo visto y tras esa lectura de la llamada optimista que lanzó en 2014, ¿cree que todavía hay lugar para esa esperanza?

Respuesta: Creo que hay que huir de la resignación. Muchas veces nos instalamos en el lamento sin asumir la responsabilidad que nos toca, sin entender que las cosas cambien también dependen del compromiso que uno tenga con la realidad y en ese sentido creo que las cosas están cambiando. Yo creo que hay elementos para la esperanza y el optimismo, sobre todo el hecho de que una nueva generación se acerque al debate político, algo de lo que siempre había rehuido y de repente se siente interpelada. Yo creo que gran parte de la ciudadanía ha recuperado cierta consciencia de su capacidad para influir en la realidad, que se puede influir. Hay un cierto sentimiento de oportunidad en el ánimo de la gente y eso me parece positivo. También hay elementos terribles, la realidad es muy difícil pero se trata de rehuir de ese conformismo y apatía con la que a menudo miramos la realidad como si fuera algo ajeno a nosotros.

P: Usted como artista, ¿lucha por cambiar esa realidad?

R: Lo que hace el artista fundamentalmente es crear espacios de encuentro, por un lado le canta a lo que le emociona y la visión de un mundo desigual no puede dejar de emocionarte. Lees los periódicos y te das por aludido, conmovido por la lucha y la tragedia ajena y de ahí surgen las canciones. Las canciones pretenden no ser tanto una herramienta para remover conciencias, sino más bien un espacio de encuentro. Sirven para sentir que no estás solo en el posicionamiento de la realidad en lo colectivo pero también en lo personal, en lo más íntimo. El amor y desamor nos ayuda a recuperar una cierta sensibilidad que nos ayuda a sentirnos más fuertes ante la adversidad, yo creo que para eso sirven las canciones y para eso también uno canta, para sentirse acompañado.

 

Y no se sintió solo Serrano en el escenario, a pesar de estarlo. Después de esa Llamada, donde ha influido «la llegada de los 40, el nacimiento de mi hija, son elementos que están presentes en este disco y mi día a día y en ese empeño por celebrar la vida que está en cada concierto y en cada canción«, llegó la hora de que artista y público se encontraran en espacios comunes pasados a través de canciones de otros discos. Temas como «Vértigo», «Qué andarás haciendo ahora», «Ya ves» o la siempre hermosa y melancólica «Recuerdo». No faltó tampoco «Papá cuéntame otra vez», con referencias a Siria, o el guiño al maestro Sabina con «Peces de ciudad». Y es que Ismael Serrano bebe también de la influencia de otros y eso le lleva a Latinoamérica, donde abordará en breve otra parte de su gira.

 

P: Prácticamente todas sus giras tienen reservado un espacio para Latinoamérica, ¿qué le ofrece y qué significa para usted?

R: Antes de conocer esos países gran parte de mis referencias están allí. Yo crecí escuchando la música de Silvio, descubrí la poesía de escritores latinoamericanos como Mario Benedetti, Pablo Neruda, César Vallejo o Jaime Salines, incluso gran parte de mis referentes ideológicos están ahí, la lucha por los derechos humanos, las madres de la Plaza de Mayo, las luchas indigenistas. De alguna manera me sentía conectado y luego el poder recorrer ese territorio como lo he hecho ha provocado que ese vínculo se fortalezca, primero porque he vivido experiencias en lo profesional y en lo personal que me han marcado. Luego, porque se estable un vínculo sentimental en el momento que gran parte de mis mejores amigos están allí, gran parte de mi familia también, mi hija tiene dos años y es medio argentina. Son muchas cosas, lo vivido, lo compartido, las referencias y me siento profundamente latinoamericano, yo creo que como el común de los españoles.

 

Entre la música, también se coló la poesía para engrandecer el clima que consiguió crear Ismael Serrano. Es imposible desvincular al artista de esa poesía, algo que le ha permitido también publicar un libro «Ahora que la vida».

P: ¿Por qué «Ahora que la vida»?

R: Hay un verso de Gil de Biedma que habla que de repente uno cae en la cuenta que la vida va en serio. Te hablaba antes de los 40 años, que creo que es una edad que te obliga a hacer balance, y en parte este libro es un balance porque recopila escritos, poemas que estaban dispersos por las redes sociales, cuadernos por casa, en el ordenador y me apetecía reunirlos para retratar un estado de ánimo, un momento de efervescencia como te decía antes en lo personal, en lo colectivo. Me apetecía dejar constancia de lo vivido y lo escrito más allá de las canciones.

P: ¿Le ha reportado sensaciones o alegrías diferentes a las que le aporta la música?

R: Sí, porque es otro código de comunicación, otro lenguaje, aunque tiene muchas vinculaciones sobre todo con la canción de autor porque la canción de autor siempre busca ese vuelo poético. Digamos que esto es un verso libre, no está tan sujeto a las melodías y armonías, tiene su ritmo interno pero no esta rígido como una canción, es otra forma de comunicar. Me ha hecho conocer otro universo, otro mundo porque la música es muy visceral y la poesía requiere una reflexión más profunda, de cierta hondura y una cierta trascendencia que implica otro tipo de lectura.

 

A pesar de que «El Silo» no fue el teatro de las grandes ocasiones, ese que se llena y deja atrás la oscuridad de sus vacíos, el concierto de Ismael Serrano fue especial porque su música y su poesía así podría definirse.