Las fiestas en honor de Santa Ana que alteran la rutina de la localidad de El Viso llegaron ayer a su final tras unos intensos días. Como viene siendo tradición, miles de personas llenaron las calles del municipio atraídos, principalmente, por los encierros taurinos que durante todas las mañanas tomaron el protagonismo desarrollándose con total normalidad y sin tener que lamentar mayores incidentes.

Hablar de Santa Ana es hacerlo de una fiesta que ha sido declarada de Interés Turístico de Andalucía. La relación de la localidad con el mundo taurino es incuestionable y las posiciones contrarias a la fiesta tan sólo han servido para afianzar aún más la tradición. Por ello, cada mañana a partir de las doce y con el toque de los avisos las calles del municipio se ha llenado de los fieles a los encierros taurinos, también de aquellos que acuden por primera vez.

Las imágenes de las fiestas nos dejan a las peñas esperando la suelta de vaquillas, con sus pañuelos y camisetas identificativas. Son días también de reencuentros, aunque sea detrás de los improvisados burladeros. Las vaquillas van pasando de una en una, igual que los días en los que las fiestas en honor a Santa Ana se van consumiendo y sobrellevando porque también ha habido que hacer frente al sofocante calor presente en cada una de las jornadas.

Ayer llegó la hora de decir adiós, de despedirse de los días de continuo alboroto, de decir hasta la próxima. El Viso va recuperando la calma tras unas jornadas donde ha sido el centro neurálgico de la actividad de Los Pedroches.