Una de las acepciones de la palabra “bueno” en el diccionario de la RAE lo significa como “divertido”. Yo prefiero a los buenos, pero que me perdonen los eminentísimos académicos de la lengua: para divertidos…los malos. Varios de los significados de “malo” lo adjetivan como molesto, ¡bellaco! o travieso; el príncipe de los ángeles rebelados. Con estas mimbres, la diversión está más que asegurada. Por eso es importante llevar a cabo un análisis sin rigor alguno, ni ánimo científico tampoco, sobre algunos malos muy conocidos. Bien podrían haber pasado el casting todos ellos para ejercer como malvados personajes en el mundillo del celuloide. En España la jodienda de la crisis económica nos trae fritos. Estamos jodidos pero amenizados. Gracias a los malos.

Mourinho. Qué habría sido de la afición merengue en la era gloriosa del Barça sin él. El Real Madrid no ganaba muchos títulos, pero estaban entretenidos gracias a las diabluras de “the special one”. Yo siempre lo vi como un temido forajido del viejo Oeste Americano; un macarra de mirada desafiante. En las ruedas de prensa sólo le faltaba un pitillo humeante en la boca, mientras escupía plomo a diestro y siniestro, contra propios y extraños. En el clásico de Sergio Leone “El bueno, el feo, y el malo”, Mou habría sido el malo sin duda. Y Pepe el feo.

Mario Pascual Vives es el abogado del diablo. Menuda retranca tiene el truhán. Es el encargado de defender al villano Iñaqui Urdangarín, una de las personas más odiadas del país. Convertido en estrella del rock televisiva, el Sr. Pascual Vives esconde su verdadera personalidad bajo un halo de jocosidad casi insultante, de aparente estupidez que casi hiere por simulación. Es mi malo preferido de España por goleada. Risueño, controvertido e irónico, practica el noble deporte de tontear con los que lo toman por tonto.

Alfreddy Krueger Rubalcaba es otro de los malos más célebres que tenemos. Con sus manos-tijeras ha hecho trizas las previsiones de voto del PSOE; es el rey de las encuestas. Y lo sabe. No es tan socarrón como Mario Pascual Vives, pero emplea la ironía con solvencia para sortear los ataques de los miembros del Gobierno en el Congreso de los diputados y las puñaladas de sus compañeros fuera de sede parlamentaria.

Mariano Rajoy cumple las órdenes de la endiablada Angela Merkel. Como Billy, la marioneta de la película de terror “Saw”, Mariano también se comunica con sus víctimas a través de una pantalla de plasma con el objetivo de transmitirles sus planes inmediatos. Y también es un cachondo de los buenos. Su presencia en nuestro top de villanos también ha quedado validada por sus extraordinarios resultados en las encuestas realizadas por los medios de comunicación más importantes del país.

Tanto Alfreddy como Mariano, empeñados en hundir sus respectivos partidos políticos, tienen preparado un plan terrible para todos nosotros: entregarnos a las fauces aterradoras de Toni Cantó en las próximas elecciones generales para que nos someta a la siniestra tortura de contarnos sus chistes y ocurrencias. Cuando Toni Cantó dejó de cantar para dedicarse a dar el cante, se rompió el molde. Él es el villano preferido por los usuarios de las redes sociales, gracias a su desparpajo y a su ingeniosa capacidad para contar cosas inauditas; es nuestro villano experto en divertimento vía Twitter.