En junio de 2017 un grupo de personas conformaba la asociación Sueño Compartido que buscaba ser un espacio de encuentro y tender una mano a aquellas personas afectadas por la esclerosis múltiple, al igual que a sus familiares. Algo menos de dos años después, Sueño Compartido inauguró su propia sede situada en la calle Granada de Pozoblanco en un acto que contó con la presencia de numerosas autoridades locales y comarcales, así como miembros de la asociación y de otros colectivos.
Sueño Compartido puede dejar así su carácter itinerante y ocupar una sede, en un edificio propiedad de Industrias Pecuarias, donde pretende dar una cobertura mayor a la labor social que vienen realizando. Y es que uno de los objetivos de la asociación es el de «a medio plazo tener un grupo de profesionales que puedan desde aquí ayudas a nuestros afectados», según explicó el presidente de Sueño Compartido, Antonio Rides.
“Sueño Compartido” es la historia de un grupo de gente, que se va ampliando, unidos por la amistad, por la muerte pero también por las ganas de transformar un proceso doloroso en algo positivo. “Sueño Compartido” nació tras la muerte de Conchi por Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) porque “aprendimos a darle la vuelta a una situación tan macabra, vivimos una experiencia mágica, tan mágica que cuando se nos fue nos quedamos vacío y deseando ayudar”, explicó la secretaria de la asociación, Virginia Cantero, cuando la asociación vio la luz.
Meses después, la actividad del colectivo sigue creciendo y ya han sido muchas las actividades realizadas tanto para recaudar fondos como para apoyar la formación a través de jornadas que han permitido acercarse a esta enfermedad.
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