El aprendizaje en las aulas está entroncado, necesariamente, con el aprendizaje de la propia vida. Los ciclos formativos son una herramienta de formación que permiten una educación práctica en la que el alumnado encuentra fórmulas para aplicar lo aprendido. En un ámbito cada vez más competitivo, se presume imprescindible que la formación tenga los atractivos necesarios para ofrecer herramientas que sirvan a ese alumnado en su futuro más inmediato y también para encontrar un equilibro entre la realidad de las aulas y la realidad que hay tras ellas. Y no siempre es fácil.
Elisa Vizcaíno llegó en septiembre al IES Antonio María Calero sumándose como profesora del Ciclo de Grado Medio de Atención a Personas en Situación de Dependencia y empezando a desarrollar iniciativas que cumplieran con los objetivos antes mencionados. Ligada a la rama de lo social en su formación y también en su experiencia profesional, la profesora dio con dos asociaciones que podían cumplir a la perfección con los fines perseguidos y, que a su vez, iban a permitir a sus alumnas, y ahora empezamos a hablar en femenino porque en primer curso de este ciclo el dominio de chicas es absoluto, acercarse también a dos realidades muy diferenciadas.
El primero de los proyectos en el que se sumerge este grupo de estudiantes es el de ‘Corazones solidarios’ que tiene sus inicios en 2010 en Mallorca de la mano de Mª José Loly de Cooman y que busca la confección de almohadas que son entregadas a mujeres operadas de cáncer de mama para ayudarles a aliviar los efectos de la cirugía. El proyecto se inicia en las aulas del Módulo de ADO y Elisa Vizcaíno busca como cómplice a una de sus compañeras de otro ciclo, Mari Ángeles García. Por ello, este proyecto implica a las alumnas de primer curso de Educación Infantil y de Atención a Personas en Situación de Dependencia, unas sinergias y conexión que ya suponen un trabajo colectivo que luego dará sus frutos.
Porque hace unas semanas, las alumnas entregaban más de una veintena de corazones solidarios a la Junta Local de Pozoblanco de la Asociación Española Contra el Cáncer y esa es la mayor recompensa, saber la utilidad del trabajo y conocer a quienes podrán beneficiarse del mismo. Esa colectividad trazada en las aulas comienza con el diseño del patrón, con la elección de los elementos, con cada puntada, con cada tarjeta confeccionada y que lleva palabras de aliento a quienes están inmersas en la lucha contra el cáncer, pero encuentra su punto álgido cuando alumnas que empiezan su camino conocen el destino de su trabajo. “Estaban muy contentas, se sintieron satisfechas”, nos explica su profesora que recalca que este ciclo formativo necesita a personas “con capacidad para tratar con personas dependientes, con empatía, que les guste ayudar”.
Y al parecer de esas tiene un buen puñado en su aula porque el siguiente proyecto se sale incluso de las horas lectivas, aparece el voluntariado que tan fundamental es en el tejido asociativo local. Un movimiento asociativo donde se incluye ACUIDE, la Asociación de Familiares y Cuidadores de Personas Dependientes, con su comedor social incluido, un lugar que en las últimas semanas aumenta las manos trabajadoras con estas alumnas que colaboran con el personal voluntario de la asociación en la elaboración del menú, la preparación de las mesas, el servicio de la comida y la recogida y limpieza de la cocina.
Otro golpe de realidad el que ofrece el trabajar con personas con bajos recursos y que buscan ayuda en instituciones y asociaciones. “La implicación está siendo muy buena, van en horas fuera de clase, también alumnas de fuera de Pozoblanco que se vienen en autobús o las traen sus padres”, apunta Elisa Vizcaíno que espera “atar” ambos proyectos para dotarles de continuidad y que el próximo curso esa estrecha colaboración se mantenga. De momento, las alumnas comienzan hoy jueves con las personas que acuden al comedor social un taller de reciclaje de botellas y hay bases e ideas para que esa colaboración se extienda durante los meses de verano.
De todo esto nos enteramos en una de esas aulas donde se forjan futuros y nos topamos con una tarjeta que acompaña a uno de los ‘Corazones solidarios’ y leemos: “Un día te darás cuenta que no eres una superviviente más, sino una guerra que jamás se rindió”. Palabras escritas con el cariño de quienes se están preparando para ser las manos de otras.
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