Sirvan estas líneas para agradecer enormemente los servicios prestados por todo el personal sanitario del Hospital Comarcal Valle de los Pedroches, lo que han demostrado estos últimos días son medidas de auténtica solidaridad sin precedente alguno. Mi padre, vecino de Peñarroya, con 88 años y su familia desperdigada por media Andalucía y confinada, sufre rotura de cadera. Desde el primer aliento que el conductor de ambulancia mostró en su traslado hasta el último adiós de la enfermera el día de su alta todo ha sido un cúmulo de actos impregnados de altísima humanidad, de verdadera empatía, de exquisita amabilidad y de un trato y apoyo dignos de seres humanos increíbles. Pasando por admisión, enfermeros/as, auxiliares, y personal en general, qué demostración de excelentes profesionales, qué comprensión y buen hacer tanto con el paciente como con la familia, con la que está cayendo ahí fuera. En particular, han de permitirme destacar a dos profesionales. Por un lado, la atención y preocupación constante del doctor Francisco Mesa, informándonos con firmeza, delicadeza y sensatez de cada uno de los pasos que lleva una operación. A veces, hablamos de la pasta de los toreros, del valor de los superhéroes o de la agudeza de los sabios, pero ustedes, los médicos, ¿de qué cojones estáis hechos? Inexplicable. Pero, GRACIAS. Y por otro lado, la Trabajadora Social Paqui Rodríguez, una profesional todoterreno que no se les escapa un mínimo detalle, para hacer que cada una de las personas que ingresan y precisan ayuda, la tengan. Una gestión, una llamada, un escrito, una explicación… un todo es lo que esta trabajadora pone día a día en su labor profesional para que cada situación por más complicada que sea llegue a buen puerto. GRACIAS.
Y, es que hoy más que nunca, como reza el título que encabeza estas líneas, tenemos, debemos agradecer. Porque sabemos que hay personas que van a trabajar a cumplir y personas que salen a dejarse la piel, y estos, ahora más que nunca sois los SANITARIOS. Porque el ejemplo, confirma la Didáctica, es lo más gráfico y representativo para dar a conocer un concepto nuevo. Vaya en primer lugar, mi homenaje como docente y persona, y seguro extensible a toda la enseñanza, porque ahora más que nunca sois un verdadero ejemplo para el futuro de generaciones venideras. Ejemplos de valor, trabajo, unión, respeto, profesionalidad, solidaridad, empatía, humanidad, amabilidad… ¿Acaso existe algo más grande que ir a salvar vidas poniendo en peligro la tuya misma? Tremenda la lección que estáis dando al mundo. Un mundo que con esta pausa que nos ha deparado la historia percibimos que iba mal encaminado y bastante torcido. Cuando la tormenta pase, todo homenaje será poco. El mayor, bajo mi punto de vista, exigirles a nuestros gobernantes como sociedad unida la muestra de respeto, apoyo y atención que merecen nuestros hospitales, nuestros sanitarios, asegurándonos que ocupen el merecido lugar que nunca se debió tambalear con tanto recorte. Será nuestra responsabilidad.
No se si es más difícil empezar a escribir o acabar. Siempre se ha dicho que un buen final es como el último acorde de una canción, y es que en estos momentos de tanta incertidumbre me viene a la mente un “acorde” que ojalá aprendamos después de todo esto. ”No somos enemigos, sino amigos. No debemos ser enemigos. Si bien la pasión puede tensar nuestros lazos de afecto, jamás debe romperlos. Las místicas cuerdas del recuerdo resonarán cuando vuelvan a sentir el tacto del buen ángel que llevamos dentro”.
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