Los centros educativos de Infantil y Primaria han recuperado hoy jueves su actividad con el regreso a las aulas seis meses después por la pandemia del Covid-19. El escenario para esa vuelta ha presentado cambios evidentes con el alumnado acudiendo a los centros con sus mascarillas y adaptándose a un protocolo que les va a acompañar durante muchos meses. A las 11:30 horas abrían las puertas y algo antes se veían los primeros reencuentros que se han vivido de forma diferente. En algunos centros también se han visto algo de aglomeraciones en las puertas a la hora de que padres y madres dejaran a sus hijos. Una vez dentro, filas con distancia para acceder al interior por las diferentes entradas habilitadas y las primeras explicaciones para cumplir con los protocolos.
Es el caso del colegio Virgen de Luna de Pozoblanco cuyo alumnado recibía las primeras instrucciones nada más entrar y tener que pasar por las alfombras desinfectantes. «Esto lo haremos todos los días al entrar», decía una profesora que marcaba al mismo tiempo el lugar por donde tenía que acceder el alumnado a sus aulas. Cada unidad con su profesor correspondiente y los pequeños estudiantes familiarizándose con un recorrido perfectamente delimitado. La cartelería con las normas también aparece desde el primer contacto con el centro y no habrá tiempo delimitado para las explicaciones porque «estaremos el tiempo que haga falta dando las correspondientes indicaciones, es muy importante que el alumnado se adapte», explicaba la directora del centro, Pilar Reyes.
Lo decía en un día donde las ganas se han impuesto a los nervios ante una situación desconocida y que mantiene a los centros en una constante actualización. «Estamos ultimando detalles porque hemos modificado cosas porque estamos ante un protocolo flexible y los días nos dirán lo que está bien y lo que tenemos que eliminar, nervios hay muchos pero entusiasmo más todavía», indicaba instantes antes de abrir las puertas la directora del colegio Virgen de Luna. Una consigna clara más allá de protocolos y esa ha sido «intentar transmitir mucha confianza a los padres, tenemos un entorno seguro para el alumnado, apostamos mucho por el protocolo que hemos desarrollado».
Una confianza que se ha conseguido transmitir gracias a la «colaboración» entre el centro y las familias con comunicaciones constantes en un tiempo donde las incertidumbres ganan a las certezas. Por eso, en el primer día se podían escuchar opiniones de todo tipo, aunque las familias fundamentalmente respaldan ese entorno seguro y mostraban su satisfacción porque se regrese a la educación presencial «necesaria y vital» después de tantos meses.
Falta de recursos humanos
Por otro lado, algunos centros siguen pidiendo más recursos para poder desdoblar algunos cursos que sobrepasan la ratio. «Nosotros el grupo máximo que tenemos es de 26 alumnos, un 5º, nos han mandado una persona de refuerzo para el Covid, pero nuestra problemática es que junio me retiraron la persona de apoyo y ahora han mandado a la misma persona, pero en realidad no es un refuerzo extra porque previamente se había eliminado. Es decir, contamos con el mismo personal y esa persona llega con un contrato limitado. El no tener los recursos humanos necesarios nos impide desdoblar, algo que hubiéramos hecho porque tenemos aulas para ello», apunta Reyes.
Esa es la realidad de un primer día de vuelta a las aulas que ha permite recuperar parte de su normalidad a miles de niños y niñas en un entorno con unas circunstancias diferentes, pero que les permite recuperar su entorno educativo y social. El curso más complejo empieza con el objetivo común de que llegue de manera presencial hasta el mes de junio.
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