Villanueva de Córdoba engalanó sus calles y la ciudadanía se volcó para la llegada de la Virgen de Luna a la localidad. Un año más, y ya van dos consecutivos, no hubo romería en el santuario de la Jara por la crisis sanitaria, pero la distancia con el año pasado se vivió en los centenares de personas que no quisieron perderse la entrada de la patrona que reposó en la parroquia de San Miguel después de una traca de fuegos artificiales y el largo repicar de las campanas. El Lunes de Pentecostés se vivió con intensidad en la localidad.
Antes, la Cofradía de la Virgen de Luna de Villanueva se trasladó hacia el Santuario para recoger a la patrona, que fue ayer domingo fue llevada por la Cofradía de Pozoblanco. Una vez allí se inició un camino que arrancó sobre las siete de la mañana y que se hizo con porteadores que llevaron en sus hombros a la patrona jarota. El trayecto fue cubierto por decenas de personas que quisieron estar presentes después de que el año pasado esta posibilidad no existiera.
Unas horas después, la comitiva llegó a la localidad jarota donde la patrona «caminó» siempre acompañada, ya fuera con sus devotos a pie de calle o desde los balcones, debidamente engalanados. La primera parada se produjo frente al colegio Virgen de Luna donde el alumnado cantó a la patrona y ofreció un gran ramo de flores que fue portado hasta la iglesia de San Miguel. El gentío fue ampliándose desde la calle Pozoblanco hasta la Plaza España donde se escuchó el repique de campanas a partir de las doce de la mañana y los asistentes pudieron presenciar los fuegos artificiales, ambos sonidos dejaron claro que la patrona ya estaba en Villanueva de Córdoba.
Fue en ese mismo lugar, a las puertas de la parroquia de San Miguel donde el párroco, Antonio Tejero, procedió a imponerle las llaves de los sagrarios de las iglesias de Santa Catalina (Pozoblanco) y de San Miguel. La comitiva se cerró con los caballistas, que no quisieron perderse tampoco la cita en un día soleado donde la ciudadanía brindó un cálido recibimiento a su patrona.
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