La procesión motorizada en honor a San Cristóbal volvió a recorrer las calles de Pozoblanco el sábado 13 de julio. Fueron muchos los conductores que acudieron con sus vehículos a esta peculiar cita que se sucede año tras año y que en esta edición continuó con las tradiciones más arraigadas.

Previamente a la procesión, se celebró al Eucaristía a las puertas de la parroquia de San Bartolomé y con un altar improvisado sobre un vehículo. Una celebración que culminó con la imposición de las medallas a los nuevos cofrades y que fue el preámbulo a una procesión que arrancó con la bendición de los vehículos y conductores que se sumaron a la comitiva.

Hubo de todo. Motos, camiones, coches, vehículos tuneados, coches antiguos y, sobre todo, acudieron muchas de las personas que se ganan la vida al volante y que fueron, un año más, bendecidos por el Patrón de los conductores.