Con casi cuarenta años de historia en Pozoblanco, Miguel Ruiz, pozoalbense de adopción, pregonó la Romería de la Virgen de Luna transmitiendo todos los detalles que conforman la historia de la llegada de la patrona y todo lo que gira alrededor de esa Romería. Lo hizo sin perder de vista el foco que guió su pregón, la devoción hacia la Virgen de Luna y las señas de identidad colectiva que esa devoción deja en la ciudanía pozoalbense. No dejó tampoco a un lado la que ha sido su vocación, la medicina, elogiando el trabajo realizado por los profesionales durante la pandemia y recordando a aquellos que perdieron la vida por el Covid-19.
Con esa premisa, Miguel Ruiz trazó un pregón en el que relató la historia de la Cofradía y de la Romería, aquella de la que se impregnó nada más llegar al que será su pueblo de adopción y que consiguió transmitir a sus descendientes. El pregón de Miguel Ruiz podría conformar propiamente una perfecta crónica de todo lo que envuelve a la Romería de la Virgen de Luna, desde el atuendo de los Hermanos hasta las salvas aspectos que «se llenan de significado cuando uno conoce la historia de la Cofradía». Y es que el pregonero dio en todo momento su lugar a la Cofradía como «guardiana» de las tradiciones que marcan el domingo de sexagésima en Pozoblanco.
Cualquier recién llegado a la localidad podría haber cerrado los ojos durante el pregón y casi realizar el camino, escuchar el tambor, oír a los más pequeños disfrutar en las inmediaciones del santuario y también los sonidos del «compartir». Porque ese fue otro de los aspectos destacados por Miguel Ruiz durante su pregón, la alegría de una Romería donde principalmente se comparte desde que se inicia el camino hasta que la Virgen de Luna llega a Santa Catalina. Habló el pregonero también de las formas de hacer el camino asociándolas con el paso del tiempo, pero se mostró tajante al afirmar el destino, el encuentro con la patrona de Pozoblanco. Cada uno, a su manera.
Miguel Ruiz contó para su pregón con la música del Coro Romero Voces de la Sierra y en esa perfecta crónica de la Romería quiso dar espacio también a las vivencias que deja el lunes posterior a la Romería, que tantas veces queda desdibujado. Así, Miguel Ruiz dio forma a una Romería que aprendió a querer desde que llegó a Pozoblanco y que transmitió ya siendo parte de esa identidad colectiva que la Virgen de Luna representa para los pozoalbenses.
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