El mundo me parece tan estúpido que a veces me miro en el espejo y me veo… estúpido, pero claro al no ser objetivo conmigo mismo, la estupidez se mueve unos metros y ya, ya no soy estúpido, algo gordito quizás, o un mucho, pero respiro hondo y la estupidez se va y yo, educado como soy, pues le digo adiós… así, moviendo la mano, good bye, y es que soy hombre de mundo… lo intento con la gordura, pero ahí no surte el mismo efecto, cabrona, la gordura, digo, claro…., ni en francés entiende.

Bueno debo estar preparado para que una vez salga de las paredes que forman la casa de mi madre, alguien, quizás distraído, me llame gordo, y mucho me temo que mi única reacción debe ser la de asentir con la cabeza, y puede, que evoque tiempos en los que mi parecido con Brad Pitt era mucho más palpable y evidente que ahora… Pero el presente es el presente, y aunque no se pueda agarrar, pesa…

Llamemos entonces las cosas por su nombre, demos importancia a ese golpe en la frente que muchas veces nos damos mientras pronunciamos “qué gilipollas he sido” o “me equivoqué” y hagámoslo algo común, incluso delante de personas ajenas, puede que de esta forma nuestra humanidad aparezca en su plenitud, o simplemente en su justa medida.

Soy un gran desconocedor de la política local, esa que debe velar en cierta forma por mí, por mis vecinos, por mi familia. La nacional e incluso la internacional me atraen más, no sé determinar el porqué… Pero me empieza a atraer, de una forma peculiar, debo decir… Y pregunto ¿qué diferencia hay entre un pleno de Pozoblanco y un programa de Sálvame? Seguro que muchas, no lo dudo, pero desde la distancia se asemejan demasiado. Y digo demasiado porque a los que ocupan los sillones, esos tan chulos, no son tertulianos de sobremesa, no, son gente que ha elegido un pueblo, en mayor o menos medida, para que los saquen del atolladero en el que estamos y que empieza a ser dramático. Esa elección hace que Belén Estaban desaparezca de este artículo y  nos pongamos serios.

Entre gritos la gente no saca nada en claro (perdón por el tono moralista pero aunque conozca hechos y demás no me veo capaz de referir temas concretos) y más aún cuando ese alzar la voz no tenga más propósito que el tener yo el poder. A tomar viento fresco las ideologías, y más en política local ¿Qué se necesita? ¿Puedo permitirle preguntar a todos los afectados de una ley su parecer respecto a ella? ¿Puedo cuantificar lo acertado o no de mi decisión? Creo que todas estas preguntas se pueden responder afirmativamente. Eso es una suerte, porque solamente es aplicar el sentido común, ese que quizás, haga que se siga ocupando el asiento más grande.

Si las elecciones fuesen mañana y hubiese un grupo ajeno a todos estos de ahora (alguno formado por tecnócratas que viesen por encima de ideologías y asuntos personales, el bien común de Pozoblanco)  creo que la oposición sería el huerto donde quedaría sembrados todos lo que ahora están en flor, y merecido, señores, merecido.

¿Quién sería el culpable? Ustedes, el porqué, véanse y léanse lo que han hecho hasta ahora, lo que ha llegado a elector, sus decisiones, y cómo yo ante el espejo, digan “estoy gordo” o lo que quieran, pero paren y digan algo concluyente.

Es cuanto menos el gracioso el proceso; en un primer momento confías, te partes la cabeza haciendo currículum de diversas formas, atractivos, hasta te gasta dinero en hacerlos en color, miras 300 veces el mail vacío, coges el móvil y te aseguras que está bien, que las rayitas de la cobertura están al máximo y así pasan los días, retrocedes a un pasado en el que algo salía, un asa donde agarrarse que te permitiera vivir, sin lujos, claro, pero que fuera un folio en blanco donde poder escribir la palabra “futuro”… pero nadie te busca, nadie te necesita… Y dejas de mandar curriculum, dejas de mirar el móvil y decides pasar el día que es y te dispones a vivirlo, sin más.
Gracias a quien sea creo que ustedes no están en esta tesitura, pero por favor, somos muchos los que sí y nos da auténtica vergüenza escuchar lo que sale por su boca ,y suelo decir, no hay acritud en mis palabras, pero en estas si la hay, y mucha. Golpéense la frente si quieren, mientras dicen “este no es el camino”

Por todos y por cada uno que miran con desasosiego lo que pasa en el Ayuntamiento (y lo pongo con mayúscula para animarlos pero de momento no creo que las merezcan) tengan respeto.

Mirarse al espejo, tomar cierta distancia, pensar y mirar alrededor, deberían bastar para que las cosas cambiaran, de no ser así, está claro lo que debe cambiar, algo que echa en falta, el gobierno de un pueblo.