25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contras las Mujeres, una fecha en la que la Confederación Estatal de Mayores Activos (CONFEMAC) quiere hacer visible que este tipo de violencia no tiene edad. María José Sánchez Morilla, experta en violencia de género de la Confederación, asegura que «la discriminación y la violencia de género afecta a mujeres de todas las edades, de todos los estratos sociales, en todas partes del mundo. Sin embargo, los efectos que la violencia pueda tener no son iguales para todas las mujeres, varían dependiendo de la franja de edad de la que hablemos».
Durante este año 2022 han muerto 34 mujeres víctimas de violencia de género, 3 tenían más de 60 años, y podemos contar 5 más si tenemos en cuenta la franja desde los 51 años. Eso supone un 23 por ciento del total. En 2021, se registraron 30.141 mujeres víctimas de violencia de género, de las que 1005 tenían más de 60 años, un 3,3 por ciento del total. Con estos últimos datos podríamos pensar que a más edad, menor riesgo de padecer violencia degénero, pero esta afirmación está muy lejos de la realidad. La invisibilidad que padecen las mujeres mayores es doble: la discriminación que sufren por el hecho de ser mujeres y la que sufren por su edad, defiende esta experta.
Además, recuerda que la violencia de género en mujeres mayores de 65 años tiene características específicas como la larga duración de la violencia, lo que conduce a menores posibilidades de recuperación por el impacto de las vivencias que ocasionan en la víctima tanto a nivel físico como mental; se utiliza la edad como herramienta para hacer daño; las relaciones con la pareja se iniciaron cuando aún no existía conciencia de género; y la violencia está normalizada en el día a día.
«Mucho se ha avanzado, es innegable, pero la realidad es que la violencia de género en edades avanzadas tiene una magnitud que no se ha llegado a abordar hasta la fecha, ni siquiera en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género», se defiende desde CONFEMAC, que pide en este 25N promover la investigación de la violencia de género en mujeres mayores; impartir formación donde el género y edad sean dos variables unidas; difundir campañas de sensibilización y prevención de la violencia de género en mujeres mayores; e impulsar la participación social de mujeres mayores.
«‘No somos invisibles: edadismo y machismo’, es una exaltación de los derechos de las mujeres mayores, que son los mismos que las mujeres de cualquier otra edad, porque tengas la edad que tengas, tienes derecho a ser respetada, a ser libre, a vivir tu vida y tomar tus decisiones y, sobre todo, tienes derecho a vivir el amor sin que te hagan daño. Que el “eso ha sido así de toda la vida” no sea una excusa para no cambiar», apunta María José Sánchez Morilla.
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