Domingo de Resurrección, el final que se convierte en principio. En Pozoblanco es desde tres décadas cuando el Domingo de Resurrección adquiere otra dimensión tras la fundación de la Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos de Jesús Resucitado y Ntra. Sra. María Stma. de Luna, aunque no sería hasta 1996 cuando se viviera su primera salida procesional. En este repaso a la Semana Mayor que estamos ofreciendo a través de diferentes personas, hoy vivimos de manera previa este Domingo de Resurrección con la familia Agudo Cantero, con los hijos de María y Rafael.
Cuando las puertas de Santa Catalina se abran para que salga la imponente talla de Jesús Resucitado y la Virgen de Luna sus cinco hijos vivirán emocionados, cada uno desde un lugar, un Domingo de Resurrección especial y emotivo donde estarán acompañados por más familiares. Serán los pies del Cristo y de la Virgen, nazarenos y nazarenos y todos brindarán un homenaje a quienes hace 25 años fueron designados Hermanos Mayores de la Hermandad, sus padres.
«Es un año muy especial para nosotros porque hace 30 años que se fundó la Hermandad, pero hace 25 años años que la imagen del ángel llegó a Pozoblanco, una imagen de la que mis padres son padrinos», nos explica Jesús Agudo. Ese otorgamiento honorífico, que sigue presente aunque «ya no estén entre nosotros», es el reconocimiento «al trabajo que los dos han hecho por una Hermandad de la que son hermanos fundadores». El Domingo de Resurrección en la familia Agudo Cantero siempre se ha vivido con intensidad, «aunque cada uno a su manera», sin olvidar que a lo contado hay que sumar que María fue durante muchos años la camarera de la Virgen de Luna por lo que el final de cada Semana Santa tenía muchos motivos para vivirse de manera diferente. «Siempre ha sido especial, siempre, pero este año lo será más por la falta de los dos y por los aniversarios que he comentado antes y, claro, por la muerte tan reciente de mi padre», nos cuenta quien haces las veces de portavoz de la familia para hablar con nosotros.
Jesús irá de costalero y bajo la trabajadera se encontrará con sus hermanos Javier y Braulio, mientras que Rafael realizará la salida procesional como nazareno y Gema como nazarena. A sus hijos se sumarán otros familiares lo que hará que sea un año «muy especial». Jesús, que tiene como momento álgido de cada Domingo de Resurrección la apertura de puertas de Santa Catalina para que salgan los titulares porque ahí tiene sentido el trabajo de todo el año de cofradías y hermandades, no puede evitar pensar en lo que sentirán los suyos cuando esas mismas puertas se cierren. «Salimos muchos familiares, seguramente que cuando finalicemos va a ser un momento muy especial, que nos va a llegar al alma», cuenta. Y eso que a sus espaldas lleva más de cinco lustros como costalero, siendo uno capataz y formando parte de la junta gestora encabezada por Liborio Cabello. Pero los recuerdos y homenajes marcarán este Domingo de Resurrección.
Hasta llegar a ese final, se vivirán otros momentos. Las mujeres que han optado por salir de nazarenas se vestirán todas juntas, con la mantilla ya preparada, con cada detalle que marca el hábito, haciendo otro momento de unidad, creando otro recuerdo bajo la mirada de quien les inculcó esa devoción. «Esto depende de las personalidades, pero es cierto que si en casa los vives y ves a tus padres, como ha sido nuestro caso, estar muy involucrados lo vives de otra manera, te lo inculcan. Cada persona es un mundo y cada uno lo hemos vivido a nuestra manera, pero todos lo vivimos por lo que hemos vivido junto a nuestros padres», explica.
También ha habido años para tomar cierta distancia, para ser un pozoalbense más y vivir el Domingo de Resurrección a pie de calle, y ahí «como que se sufre más por los nervios». Esos nervios que en las horas previas se están haciendo presentes este año de una manera más clara porque «nunca hemos salido tanta familia, porque mi padre falleció hace poco más de dos meses, y porque eso va a provocar que lo experimentemos todo con más arraigo y devoción». El Domingo de Resurrección de 2023 quedará para esta familia grabado en forma de homenaje, el que ellos brindarán a quienes ya no están, pero a quienes nunca se irán, al igual que tampoco harán sus recuerdos y sus enseñanzas. A buen seguro, cuando miren a la Virgen de Luna verán las manos de María vistiéndola y arreglándola, como tantas hizo en vida, y en cada levantá se acordarán de Rafael. Hoy la mirada hacia el Resucitado y la patrona será otra.
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