Las palabras se erigieron en la tarde de ayer como protagonistas, aunque esta vez el manifiesto que suele estar presente en cada concentración se convirtió más bien en una carta cuya principal destinataria, Juani Cepas Luna, no podrá llegar a escucharla. Asesinada por su pareja el pasado martes, ella no podrá leer ni escuchar esas palabras, pero sí podrá hacerlo María Rosa Diez Lao, que lucha por seguir adelante tras ser apuñalada por su pareja. La carta tuvo más destinatarios que también podrán tomar nota, la propia sociedad.
La Asociación de Mujeres Ventana Abierta firmó el siguiente manifiesto, que se acabó convirtiendo en una sentida carta y que reproducimos a continuación:
«El martes 8 de agosto fue un día muy triste, nos levantamos con la gravísima noticia de que Juani Cepas Luna, una de nuestras vecinas, había sido asesinada por su maltratador, Gabriel Serrano Corredera, del que había decidido separarse. Cómo se puede decir con palabras el dolor profundo que causa un acto tan atroz y sin sentido, cómo transmitir esa rabia que se instala en nuestros corazones ante un asesinato, premeditado y pensado. No hay palabras, solo dolor y mucha rabia.
Juani, madre de tres hijas, hija, hermana, amiga, vecina, compañera.. ¿Qué decirte ahora que no nos puedes oír? No lo sé, es difícil concretar esos sentimientos que todas y todos las que estamos hoy aquí tenemos. Si pensamos como madres y padres, nos han arrancado un trozo de nuestro corazón; si pensamos como hijas e hijos nos han robado nuestros sueños y nuestro futuro; si pensamos como amigas y amigos te vamos a extrañar; como vecinas y vecinas te recordaremos.
Pero lo que sí tenemos es la seguridad de que se podría haber hecho mucho más, sin poner en duda que todas y todos las que te conocían sí lo han hecho, segurísimo que lo intentaron con todas sus fuerzas, pero no ha sido suficiente.
Juani, decirte que fuiste fuerte y valiente que tenías claro que querías salir del infierno en el que tu vida se había convertido, pero te duró poco muy poco, nos consta que lo intentaste y que no fue fácil. Juani se te concedió ser feliz unos poco días, habías decidido separarte de tu maltratador, buscabas un hogar nuevo con urgencia, tenías prisa, ya habías dedicado demasiado tiempo a la desgracia,
Él, tu asesino lo sabía y no te lo permitió, eras de su propiedad y nunca quiso que volaras de su lado, no iba a consentir que fueras feliz, tenía claro que el mandaba sobre ti y tus hijas, era el quien decidía sobre vuestras vidas y no consintió en pensar en vosotras, su ego valía más que vuestra felicidad. Juani decidió, por fin, separase y vivir una vida libre de maltrato, y por ello fue asesinada. Su agresor, como todos los agresores de género ha utilizado la violencia más extrema para impedir que la mujer de su propiedad escapara de su dominio.
Una y otra vez el terror machista nos asesina a las mujeres, destruye de por vida a sus familias y deja a niñas y niños sin madre, huérfanas de futuro. Las hijas de Juani, todas menores de edad, Carla, Elena y Triana se enfrentan a una vida llena de dolor y desconcierto y necesitarán, además del apoyo familiar, que seguro tendrán, vivir en una sociedad que les ayude a entender y a superar su drama. Si no cambiamos los códigos sociales que hoy tenemos basados en el poder masculino y el sometimiento de las mujeres, Carla, Elena y Triana nunca podrán tener una vida sana y plena.
Si no llevamos a la práctica esa unión entre instituciones y sociedad civil, tan cacareada delante de un micrófono, si no escuchamos a las asociaciones de mujeres que luchan contra las violencias machistas; si no hacemos caso al feminismo que nos da las claves para vivir en igualdad; y, si por el contrario gran parte de esta sociedad se deja embaucar por los discursos dictadores del negacionismo, jamás lograremos para las hijas de Juani y de tantas mujeres asesinadas un futuro de esperanza.
Como sociedad estamos fallando y mucho, nos hemos acostumbrado a ver noticias sobre mujeres asesinadas y normalizarlo. Por favor en 24 horas han asesinado a tres mujeres, algo tendríamos que revisarnos, no es normal, es inaceptable que asesinen con total impunidad y lo justifiquemos con frases como que son enfermos mentales, ser mala persona no es una enfermedad, o que son buenos padres. Jamás, un hombre que asesina a la madre de sus hijas e hijos nunca es un buen padre, ni buen hijo, ni buen amigo.
Desde nuestra asociación, llevamos años denunciando la violencia machista, sí machista, ellos asesinan y las mujeres mueren, estamos hartas de oír en los medios de comunicación que ellas encontraron la muerte, mentira, ellas nunca la buscaron, les arrebataron sus vidas. Desde aquí os pedimos que las noticias sobre los asesinatos sean tratadas como se merecen, con rigor, sin morbosidad, sin preguntas que dañan a la víctima y a sus familias. Ellas se merecen ante todo respeto.
Ayer miércoles 9 de agosto continuó siendo un día dramático en Pozoblanco, otro agresor machista Bartolomé García del Pozo intentó asesinar a María Rosa Diez Lao, también vecina nuestra. Lo intentó con fuerza y saña, pero afortunadamente no lo consiguió. Hoy María Rosa pelea por salvar su vida en la UCI de un hospital. Desde aquí María Rosa queremos enviarte un mensaje: «No estás sola, tu hija, tu familia, tus amigas y amigos, tus compañeras y compañeros de trabajo, todas te esperamos. Deseamos que sientas nuestro apoyo y cuentes con nuestra ayuda».
Para terminar queremos también tener un recuerdo para las familias de los agresores porque sabemos que estáis sufriendo.
En estos días de dolor la pregunta que oímos por todas partes es ¿Qué está pasando, por qué ocurre esto? Y de entre muchas de las respuestas que podríamos dar hoy nos quedamos con una: Porque aún somos menos las personas que luchamos contra la violencia machista que las que callan; porque aún somos pocas las que somos capaces de llamar a esta violencia por su nombre «terrorismo machista» y porque hoy aquí, ayer en Villanueva de Córdoba y anteayer en Pozoblanco fueron muchas más las que se quedaron en casa que las salimos a la calle a decir «Basta ya de violencias machistas. Estamos Hartas«.
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