Asumieron el papel que la historia le ha reservado por su anhelo de cumplir un sueño. La Romería de la Virgen de Luna de Pozoblanco de 2024 tendrá para siempre dos nombres, los de Victoria García López e Inmaculada García Pérez. Ellas han sido las dos primeras mujeres en vestir la levita negra y disparar al aire en honor a la patrona de Pozoblanco. Sus miradas, tras la jura de bandera lo decían todo. Aún con la emoción intacta, respondían a la prensa desempeñando a la perfección el rol que la historia les ha deparado. Junto a ellas Pedro García Sánchez, los tres jóvenes, «savia nueva» para una cofradía que está de enhorabuena.
Y es que a este hecho histórico hay que sumar el avance para que la romería, junto a la de Villanueva de Córdoba, sea declarada Bien de Interés Cultural (BIC) y el estar a un paso de la esperada coronación canónica. Todos esos elementos parecían darse la mano en un día espectacular que culminó con la Virgen de Luna entrando en Santa Catalina, recibiendo el abrazo de uno de sus pueblos. Antes de eso, miles de personas disfrutaron de un día de romería que dejó a mucha gente cubriendo los dos caminos, el de ida y el de vuelta, andando.
Muchas personas siguieron, de igual modo, la eucaristía donde Victoria, Inmaculada y Pedro juraron bandera en un día en el que Francisco Cardador recibió la medalla de oro y Antonio Amor, Miguel González y Manuel Javier Cebrián la de plata. Además, se asistió a la jubilación de Francisco Coleto y Bartolomé Herrero. Como decíamos, todas las miradas se volcaron en los tres nuevos hermanos, especialmente en ellas, aunque Pedro García lo dejaba claro «agradecido de haber compartido este día con ellas y ojalá se vayan uniendo más, sobre todo, gente joven».
Victoria e Inmaculada reconocían que habían llorando «un poco bastante» por un día «lleno de emociones» que, en este caso, fueron comparadas desde dentro y es que los padres de ambas son hermanos de la cofradía y siguieron esa jura de bandera con esa misma emoción. Fue la intrahistoria de una historia que quedará escrita en las páginas de la cofradía, al igual que otro camino que se hizo gracias al esfuerzo de las cuadrillas formadas para portar a hombros a la patrona. Luego, en el Arroyo Hondo, Pozoblanco volvió a gritar ¡Viva la Virgen de Luna!.
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