Las elecciones europeas estuvieron marcadas en Azuel por la reunión pacífica que llevó a cabo la asamblea vecinal en protesta por la supresión de la mesa electoral. La decisión de esa supresión por apenas un margen de seis personas provocó otra protesta entre una población que ha visto reducidos sus servicios sustancialmente en los últimos meses. La ciudadanía volvió a dejar constancia de este hecho poniendo énfasis en que «se nos está obligando a abandonar el mundo rural».
La protesta reunió a unas setenta personas y hasta allí se trasladó el presidente de la Fundación Savia, Francisco Casero, entidad que busca la supervivencia del mundo rural. Frente al colegio electoral precintado y con el votante más mayor de la aldea se quiso evidenciar una realidad que golpea de lleno a algunos municipios. Así, Juan Redondo, nacido en 1926, posó frente a esa mesa electoral precintada y que, por primera vez, los vecinos de Azuel no pudieron utilizar.
Una población «cansada» de que de nuevo las cifras sean las únicas razones que motiven las decisiones administrativas y no se tengan en cuenta aspectos, como por ejemplo, el alto índice de envejecimiento de la población y, por tanto, las dificultades para desplazarse.
Ya cuando se anunció esta medida, la ciudadanía se quejó de que «la solución que adopta la Junta electoral es que se desplacen los votantes a la cabecera del municipio de Cardeña en autobús con un viaje único de ida y vuelta a las 6 de la tarde, una solución-recorte que no garantiza el pleno y libre ejercicio del derecho a votar».
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