Nunca pensó que aquellas tardes en la fábrica familiar derivarían en una pasión que hoy es su forma de vida. Los nombres de mujeres siguen apareciendo en una familia pionera en la industria textil. Ha llovido desde que su abuela Luciana empezara con la confección y diera vida a lo que hoy es Confecciones Nalo, una empresa creada en 1950 y que a lo largo de estas décadas ha tenido que ir adaptándose a una industria en continuo cambio. Lo sabe Raquel González, nieta de Luciana, quien un día decidió dejar su lado su carrera -maestra infantil- para abrirse en el camino de la moda. Siempre tuvo claro que sería en Pozoblanco porque “aquí tengo una red muy importante”, nos cuenta en su taller, alejado pero cerca de una fábrica en la que quizás empezó todo. 

Tenía 22 años cuando se quedó sin trabajo y fue entonces cuando quiso dar un giro a su vida profesional. Aunque algunas tardes recibía clases de costura “para hacerme mis cositas”, hasta ese momento nunca le había rondado la idea de convertir esa afición en algo más. Pero ocurrió y esa idea llegó como un tsunami porque Raquel González tuvo claro que “cuando empecé a estudiar sabía que era para montar mi propia marca”. En Granada realizó un ciclo de corte y confección y diseño de moda, luego volvió a Pozoblanco y en 2018 nació su marca, ‘Black Lily’, “en el despacho de mi padre, con un tablero, dos caballetes y una máquina de coser que me regaló mi madre”. 

En casa, a pesar de la decisión de Raquel de seguir con el legado familiar aunque de otra forma, “hubo sorpresa inicial” porque la diseñadora “no había dado señales” de que este podía ser su futuro. Y en esas está envuelta, con toda la ilusión pero también “con los miedos” propios de quien se adentra en nuevos caminos y lo hace arriesgando y escuchándose a sí misma. El proceso creativo que Raquel plasma en su ropa ha ido variando hasta una colección ‘Orígenes’ en la que vuelve a Granada, a esos principios en el mundo de la moda, y en la que viste a “mujeres valientes, con personalidad”.  

Esa valentía le llevó incluso a probar suerte en ‘Maestros de la costura’, se quedó a nada de entrar en el programa de televisión. Lo cuenta entre máquinas de coser y rollos de tela, entre los que también creció. Lo cuenta con pasión, con la misma que diseña, cose y habla de una empresa familiar a la que no siempre dio la importancia que tiene, pero que ahora pone más en valor por estar en el camino de construcción de su propia marca.