Con mi apoyo al alumnado y al profesorado

que escribió a los Reyes Magos,

pidiendo agua para su tierra.

 

 

Querida Luci:

De nuevo, una carta que debería contar con otros destinatarios. Será que últimamente llego tarde a casi todas partes o que me he hecho muy mayor y he olvidado a dónde se remiten esas, que los niños enviáis con esperanza, como la cosa más natural. Tú que lo sabes, basta con que sumes el Queridos Reyes Magos…

Ya no tengo edad para empezar con la forzada mentira de este año he sido muy bueno, de sobra sé que ni este ni los anteriores he logrado acercarme a un aceptable nivel de bondad. Aun así, me atrevo a pedirles algo a los tres Magos de Oriente. Y lo primero es que deben ser muy cuidadosos con las cartas que les envían los niños y las niñas, especialmente los del Guadiato y Los Pedroches. Al parecer hay personas mayores que las interceptan y, como no son ni Reyes ni Magos, al leerlas no las entienden y malpiensan de ellos y presuponen cosas terribles acerca de sus profesores.

Pobrecillos, por si no tienen bastante con preparar clases, corregir trabajos,… y la heroicidad de convivir en armonía con adolescentes, ahora, por culpa de esos que interceptan cartas, se han visto enfrentados, además, al cuerpo de inspección que, si los pantanos no estuvieran casi secos, habría desembarcado en los centros de secundaria -cual playas de Normandía– al grito de: ¡Papeles a mí! Es para pensárselo, esta coacción, inimaginable en otros territorios de España y parte del extranjero, ha arrasado en nuestros institutos con -para mí- una carencia absoluta de objetividad y respeto.

En los tiempos en que era maestro de escuela (la prehistoria), jamás recibí un trato semejante por parte de ningún inspector ni inspectora, más bien al contrario, siempre obtuve de ellos ayuda y confianza. Por eso me resulta tan difícil de entender (me faltan elementos de juicio) su participación en esta mascarada que, sin entrar en terminologías pedagógicas, supone, como poco, un atentado contra la libertad de expresión. Una acción impulsada por absurdos contraquijotes que hallan gigantes con cuernos y rabo donde (para nuestra desgracia) solo hay cisternas y colas con garrafas de agua.

Si se me permite una sugerencia, a los impulsores de este esperpento se les debería de ayudar con programas especiales de reeducación, (seguro que los Reyes guardan alguno) dada su discomprensión lectora y auditiva. Me da miedo pensar qué entienden esos tipos cuando leen o escuchan a cientos de jóvenes gritar alto y claro: “¡Queremos agua!”. Para estos que, en una tierra asediada por el olvido, han intentado silenciar la voz de alumnos y profesores y, por si no tuviéramos bastante, meterles el miedo en el cuerpo por escribir una carta que, cualquiera puede leer, a nadie ofende. Para estos pido el carbón más negro que guardéis.

Querida Luci, nuestras comarcas no merecen más desprecio del que soportan desde hace muchos años. Y tendremos que estar vigilantes pues, si a los males que nos aquejan sumamos la parálisis por el miedo, entonces sí que habremos perdido eso que decían nuestros abuelos que es lo último que se pierde: La esperanza.  

Para ti y para , pido lo mismo que se demanda en la carta interceptada: Agua potable en los grifos y esperanza. Te recuerdo que nos falta oficialmente (el agua) desde hace: 287 días. Y una cosilla más, después de puestos, que los Queridos Reyes Magos me traigan lucidez y sentido crítico para analizar las acciones y que, solo después, mire la firma y los colores con los que han sido pintadas.

Siempre tuyo y de los Reyes Magos.