Querida Luci:
En base a la información de que dispongo, decir de alguien que es una persona de principios, hasta esta misma mañana, es hacer un elogio de ella. Ya veremos a la tarde.
Ignoro si, como muchos aseguran con los valores, también estamos perdiendo los principios o si, a pesar de su manoseo permanente, nunca hemos llegado a poseerlos y esas normas o ideas fundamentaleseran… otra cosa. Alardeamos de principios, aunque solo sea para exhibirlos como trofeos y (tengo esa impresión) nos interesa y nos preocupa más contraponerlos con los de nuestros adversarios, que generar pensamientos que mejoren nuestra vida y la de los que nos acompañan, que sería lo relevante y juicioso.
Vivimos tiempos (vienen más) de negociaciones y pactos. Supongo que los significados de ambas palabras yacerán hechos un guiñapo cuando algunos sicarios de no sé qué grupos de opinión acaben con ellas. Sin embargo, pactar es tan necesario. Negociar es tan saludable. Entenderse es tan indispensable. Tras escucharnos, primero, trataremos de convencer a nuestro antagonista-interlocutor de que lo mío es mejor que lo suyoy después exigiremos y nos exigiremos un esfuerzo de ceder y conceder, para que –sencillamente- podamos seguir viviendo en la misma ciudad (o país) y saludarnos por la mañana y compartir parques, escuelas y hospitales. De otra forma, la convivencia se reduce a unos mínimos insoportables. No me malinterpretes, he anotado necesario, saludable e indispensable. Jamás escribiría fácil o gratuito.
Si no estamos dispuestos a movernos ni un milímetro de nuestra posición de partida y, desde ese estrado, pretendemos dividir a la humanidad en gente con principios o sin ellos, mal empezamos. Escaso valor tendrá nuestra clasificación y, desde luego, vamos a alcanzar pocos resultados prácticos. ¿Cómo crees que se consiguió firmar la Constitución del 78? (Ahora, desgraciadamente, tan desacreditada, muchas veces por ignorancia y otras por intereses camuflados). Ignoro los detalles, pero nunca se hubiese logrado sin valorar a los otros y sin una negociación generosa. Primaba la necesidad pura y dura de vivir en paz y mirar hacia adelante. Lo llamaron consenso y, gracias a quienes quisieron y supieron hacer bien su trabajo, el resto de los mortales disfrutamos hasta hoy de un espacio común en el que cabemos todos. Háganse cuantos cambios y ajustes se consideren oportunos, pero sin perder de vista lo que acabo de decirte. No echemos nada al fuego si no contamos con una alternativa razonablemente mejor. Y no es necesario irse tan alto. Negociar, pactar y entenderse son, de momento, verbos indispensables en las relaciones entre personas como tú y como yo. En el sobrevivir nuestro de cada día.
Querida Luci, a pesar de lo rotundo de la palabra ¡Principios! no nos vendría nada mal quitarle algo de lastre y solemnidad. Entre otras frases lapidarias, se atribuye a Groucho Marx la siguiente: “Estos son mis principios y si no le gustan, tengo otros”. Tal vez te sorprendas pero, he rebuscado un poco y lo mismo empieza a sucederme a mí.
Por principios, siempre tuyo.
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