Por Serie B
Nunca han sido los discos y las actuaciones de Algunos Hombres safety zones donde está asegurado lo establecido. De ahí, tal vez, que hayan bautizado a su segundo disco con el muy científico título Experimentación y ensayo. Tampoco lo quiere ser esta entrevista, en la que algunos hombres -unos buenos, otros sin piedad- les preguntan a Algunos Hombres acerca de lo humano y lo divino. Aquí no verán ni rumba ni trapeo, sólo rockandroll (pero nos gusta).
Pregunta: En una aparcería cualquiera y mientras sonaba una de aquellas rumbitas de minifalda y Seat Panda, que tan sensacional fama alcanzaron, alguien comentó: “hay que ver estos de Estopa, que con tres acordes han hecho un disco de éxito…y un capital”. Como un destello me vino un pensamiento: “… hay canciones de Elvis que no tienen más de cuatro acordes!!”. ¿Qué es lo que hace genial al genio; cual es la receta, los ingredientes que el artista, el creador, debe utilizar para conseguir la excelencia que sólo los mitos alcanzan para que sus obras perduren en el tiempo provocando el mismo placer que cuando fueron creadas?
Respuesta: Para responder a eso deberíamos considerarnos genios o, en su defecto, artistas. Y no estoy seguro de que sea nuestro caso. Más bien diría que somos unos grandes aficionados al rock and roll.
Lo máximo a lo que una banda como la nuestra puede aspirar es a la autoexigencia y a la honestidad. Si tienes bagaje y un buen background, una vez que dejes el trabajo en manos de la intuición y el inconformismo será más probable conseguir que los resultados aguanten el paso del tiempo. Adscribirse a una moda más o menos pasajera solo puede jugar en tu contra.
Pregunta: No cabe discusión de que el estilo de vida, la forma de pensar y el desarrollo cultural y artístico en la sociedad occidental, no solo de hoy en día, sino desde la década de los 50, no hubiera sido lo mismo sin la influencia del Rock and Roll. ¿Seríais capaces de hacer una comparación entre los llamados ´influencers´ de nuestros días y la manera de influir de los artistas de aquella otra época?
R: El único factor común entre ambos para mí es la capacidad de generar ordas de seguidores. ¿Es más interesante o influyente un ‘Ooby Dooby’ que una reseña de videojuego? Yo no tengo duda. Una generación rompía con lo establecido por la anterior, mientras que en el caso actual la nueva generación de youtubers y followers abunda en lo establecido: es la degeneración del profesional. La deformación del modelo a seguir, con un tipo de magnetismo y talento muy diferentes a los de entonces. Sobre todo, y paradójicamente, definidos por la falta de juicio crítico y el narcisismo. Los jóvenes de entonces querían ser Elvis, hoy quieren ser el Rubius, ser youtuber sin importar de qué tipo. Quieren ser famosos, sin más.
Pregunta: La corrección política es uno de los factores que más condiciona la manera de actuar, de pensar e incluso de omitir, del ser humano de nuestros tiempos. Hoy día, ciertas manifestaciones artísticas en las que hace 30 años o incluso más ni siquiera se hubiera reparado en ellas y que incluso dictaban criterio artístico, molestan, hieren la sensibilidad de numerosos grupos sociales perfectamente auto-identificados y definidos en cuanto a sus demarcaciones de pensamiento o ideología. ¿Pudiera darse el caso de que esta corrección política, como han comentado algunos autores, nos lleve a la desaparición de algunas manifestaciones artísticas? ¿Existe el peligro de que el arte quede reducido a una concepción ñoña, vacía de contenido y sin impacto en los sentidos?¿Sería eso arte?
R: Dudo que desaparezcan, y si lo hacen no será consecuencia de esa corrección. Como mucho se convertirán en algo insustancial, como dices, en algo extremadamente respetuoso y carente de crítica o transgresión. Estamos llegando a ese punto, la persecución a creadores por opinar o crear obras de ficción se hace en función del color político al que se ofende; me parece una cagada descomunal. El arte, como diría Bertolt Brecht, no es un espejo, es un martillo. Pues bien, habrá que sacar el martillo.
P: ¿Qué condiciones deberían darse para que desde que leáis esta pregunta hasta el final de la noche de los tiempos, pudiera darse una revolución musical similar a la que supuso el Rock and Roll?
R: Se tendría que llegar a un nivel de idiocia y estupidez que hiciera de esta una época dorada de lucidez. Es decir, sigamos esta progresión unos 50 o 100 años más y vendrán los ciborgs a ajusticiarnos con mensajes que nos descodifiquen y ridiculicen las corrientes de buenrollismo, fascismo encubierto y videos de gatitos en Youtube. No estoy seguro de que vaya a ser una revolución musical, quizá sea la revolución de los memes andantes…
P: Hasta el momento, ¿qué ha sido lo mejor y lo peor de vuestra andadura como Algunos Hombres?
R: Lo peor han sido los problemas personales que cada uno de nosotros ha podido tener en este tiempo. Y lo que eso ha afectado al funcionamiento habitual de la banda.
Lo mejor: escribir, grabar y publicar este disco y poder llevarlo al directo. El apoyo de los amigos para ayudarnos a seguir y las palabras, también de desconocidos, de admiración por lo que hacemos. Conocer a gente de putamadre por el camino.
P: ¿Qué es para Algunos Hombres «Ser el hombre»?
R: Ser el hombre hoy en día supone tener la sombra de la sospecha sobre tu cabeza. Para nosotros, ser un hombre es ser consciente de tus debilidades, ser autocrítico y elegante en las formas. No queremos tratar a las mujeres igual que a los hombres, queremos tratarlas mejor. Como decía Antonio García Trevijano, antes que cierto tipo de feminista “preferimos ser unos caballeros”.
P: ¿Qué es para Algunos Hombres la libertad?
R: Hacer la música que nos apetece, grabar y publicar cuando nos da la gana. Contar con un sello que no nos pone condiciones imposibles y tocar sin la presión de tener que cumplir una expectativa distinta a la nuestra, no estar obligados a hacer de esto un oficio. Escribir sobre cualquier tema con la única pretensión de ser honesto con uno mismo.
Antes pensaba que tener una banda y no tocar 50 conciertos al año significaba que eras un fraude. Sin embargo, ahora lo veo como una ventaja: no sacrificarás nada a cambio de mantener unas condiciones mínimas y no serás un esclavo de las paupérrimas condiciones del circuito de las salas y ni de la rueda que marca la industria.
P: En «Lo importante es perder» tomáis el título del fantástico libro de Manuel Pérez Subirana, ¿qué consideráis vosotros que es perder o ser un perdedor? ¿Tenéis en mente algún otro libro que os sugiera un título para alguna de vuestras canciones?
R: Además del citado libro, la canción Génesis toma citas del libro que le da nombre y se inspira en ‘El Túnel’, de Ernesto Sábato. Ser un perdedor no es más que la condición natural del ser humano: todos perdemos cosas materiales, personas y tiempo. Lo importante es perder cuantas más cosas mejor, señal de que sigues vivo. (No, Med, por ahora no tenemos pensado escribir una canción inspirada en tu libro, en el futuro, ¿quién sabe?).
P: Servidor cree que el panorama musical andaluz goza de bastante buena salud. En vuestra opinión, ¿qué bandas contemporáneas os parecen verdaderamente interesantes? Y por el contrario, ¿qué bandas os parecen una auténtica tomadura de pelo? Venga, mojaros y no me mentéis a los tributos…
R: Nuestros favoritos, entre otros muchos, vienen de la Accitania granadina. Animales de taberna como El Osombroso, el Sonri y sus secuaces, Elemento Deserto. De fuera de Andalucía, y que peine aproximadamente las mismas canas que nosotros, quien más envidia provoca es el cabrón de Germán Salto y su capacidad para escribir piezas maravillosas.
¿Tomadura de pelo? ¿Por dónde empezar? Digamos que en España hay más grupos que buenas canciones.
De Andalucía, además de los mencionados: DMBK, Pony Bravo, Califato ¾, Los Rosarios, Papaya Club, Colectivo da Silva, Manu Ferrón, Summer Spree, Mike Sun, Orthodox, David Cordero…
Fuera de Andalucía: Los Estanques, Núria Graham, Sen Senra, Los Saxos del Averno y, por supuesto, Broke Lord.
Tomadura de Pelo: Izal y toda esa estirpe, por insufribles. Leiva, Fito, Quique González… por coñazo. Y Melendi, por existir.
P: ¿De dónde salen las ganas de rendirle pleitesía «a lo de toda la vida»?
R: Nuestros gustos son heterogéneos pero, donde confluyen es, en esencia, en toda esa música maravillosa hecha el siglo pasado. Cómo no rendir pleitesía a «Days of wine & roses», «Marquee Moon», «Silvertone» o «Soul Mining». Están tan adheridos a nuestro código genético que sale solo. Por mucha música estimulante que se haga actualmente siempre vamos a acabar volviendo a los Flamin Groovies, Marvin Gaye, Los Enemigos o la Velvet.
P: ¿Son los lápices mejores armas que las guitarras para la constatación?
R: No creo que sean mejores en la medida de la inmediatez. Los lápices son solitarios, provocan tendinitis y, según lo afilados que estén, pueden ser muy dolorosos. Un grupo de rock es un colectivo, por lo que, con algo de pericia y dinero, puedes obtener cierta satisfacción rápidamente. Luego, llegar a tener un discurso propio puede ser una odisea y, precisamente por esa colectividad, contraproducente. En ambos casos lo determinante es, en suma, trabajo y talento. Pero definitivamente el rock and roll con su componente hedonista, es una vía infinitamente más divertida y adrenalínica.
P: ¿En qué pensáis cuando os entregáis en el escenario?
R: Yo, al margen de algunas cuestiones técnicas o del set propio de cada concierto, me he dado cuenta de que apenas conservo recuerdos, salvo contadas excepciones, de lo ocurrido sobre el escenario. El momento previo a salir, con el pulsómetro al rojo vivo, es una mezcla adictiva de acojone y excitación. Si pienso en algo, sobre todo en los últimos conciertos, es en darlo todo y pasarlo bien.
P: Y llegados a este punto, ¿música o familia?
R: ¿Vaya pregunta cabrona, no? Creo que nuestro entorno sabe la respuesta a la perfección. Quien no la sepa, que escuche varias veces con atención «Experimentación y Ensayo» pues, como con «Temario», pasa que todas las respuestas están en él.
P: Ya que llevan unos veinte años en esto, ¿se sintieron alguna vez dentro de una estética particular? ¿Son deudores de alguien en el plano artístico?
R: Por suerte o por desgracia, vivir en Los Pedroches nos mantiene envasados al vacío. Nos imagino en una ciudad grande, con más escena, y seguro que acabaríamos comparándonos con estos o huyendo de aquellos. No estamos circunscritos más que a nuestras canciones que, obviamente son deudoras de tanto como de nada en particular.
P: ¿Cuáles han sido las razones que han motivado que la publicación de vuestro segundo disco se haya retrasado tanto respecto del primero? ¿Tan difícil es grabar un disco de rockandroll en los tiempos que corren?
R: Grabar un disco es tan sencillo como disponer de canciones, tiempo y dinero. En nuestro caso el problema ha sido no disponer de tiempo para juntarnos a escribir esas canciones: Miguelo y yo nos fuimos a vivir a Barcelona y eso hizo casi imposible que pudiéramos escribir y ensayar juntos. Además, Marce fue padre y quería pasar todo el tiempo que pudiera en familia. Cuando finalmente Marce y Paco pudieron reunir una serie de bocetos y todos volvimos al sur, tuvimos que esperar un poco más para grabar por una serie de problemas personales.
El verano pasado entramos a grabar al estudio de Raúl Pérez, La Mina, en Sevilla y este año, cuando por fin mezclamos el disco y conseguimos que Happy Place Records se interesara por el proyecto, nos tuvimos que ajustar al calendario propio del sello. Masterizamos y mandamos a fábrica en verano. Dejamos de tocar con cierta regularidad alrededor de 2014 y volvimos a juntarnos en 2017, así que tampoco hemos pasado tanto tiempo parados. Lo que sucede es que uno no puede acelerar los tiempos que requieren las partes del proceso.
P: Experimentación y ensayo habéis llamado a este trabajo. ¿Por qué lo habéis llamado así?
R: Por varias razones. Lo de «Experimentación y Ensayo» viene de lejos: su origen está en el primer grupo de Andrés Rojas, padre de nuestro guitarra, hace ya más de 40 años. Se llamaban EMAD y en el cartel que tenían en la puerta de su local de ensayo, justo debajo del nombre de la banda, rezaba la frase “conjunto de experimentación y ensayo”.
Siempre nos ha parecido una mezcla interesante, en algún momento incluso nos planteamos titular así el primer disco. También teníamos la coña de que esas dos cosas eran las que le faltaban a «Temario».
Cuando estábamos buscando nombre para el segundo, contra todo pronóstico y después de barajar muchas opciones, Marce rescató la idea y a todos nos pareció perfecta. Encaja con el contenido y con el tipo de títulos que nos gustan. Además, tiene esa doble lectura que uno puede asociar a lo musical y a lo vital, significando para nosotros más lo segundo que lo primero.
P: Se dice que en el primer disco de cualquier banda se afirman las convicciones mientras que en los posteriores se retratan las convenciones, ¿qué hay de cierto de esto en vosotros?
R: Pues no tengo ni idea. En el primero hay un gran componente de prueba. Por una parte hay muchas cosas allí que son básicas en nuestra manera de entender la música popular: la concepción de canción canónica sin discriminar géneros, la forma y el fondo de lo que escribes y la manera de cantarlo, elecciones previas como prescindir de punteos al uso, etc. Pero también hay otras cuestiones como la falta de rodaje de las canciones o determinadas elecciones de estudio a la hora de arreglar las canciones, como elegir tal o cual instrumento, que, a posteriori, puede funcionar o no.
En este segundo disco hemos trabajado enfocando las canciones en una dirección, dejando mucho margen para probar cosas, eso sí, pero solo grabando una vez que teníamos todo claro, más que ensayado y prácticamente cerrado en cuanto a composición.
Supongo que desde fuera es mucho más fácil identificar esas convenciones comparando ambos trabajos. No solemos utilizar puentes intermedios entre los segundos estribillos y las terceras estrofas… ¿tú ves alguna convención? Quizá repetimos algún patrón también en el contenido y la forma de los textos.
P: Siempre he sostenido que Algunos Hombres es una banda de rockandroll que hace canciones de amor. ¿Continúa habiendo amor en este nuevo disco o debemos esperar mayor experimentación en otros órdenes? ¿Qué hay en este que no hubiera en el primer disco?
R: Claro que hay amor. No queremos eliminar un tema por mucho que pueda parecer recurrente siempre que lo sintamos real. Hay amor fraternal, amor de hijo, de amante, de marido, amor enfermo, desamor… siempre tratando no caer en lugares comunes. Hay historias en tercera persona, de decadencia, trastornos, reflexiones introspectivas, crisis de fe… Alguna de estas cosas sí que son tratadas por primera vez. También hay una mayor presencia de guitarra eléctrica, más velocidad, efectos de guitarra como el chorus o el fuzz que nos eran ajenos hasta ahora, guiños a bandas como Television, a las letras del blues, homenajes a T. Rex… Creemos que hay suficiente contenido interesante y novedoso en este disco como para no aburrirse.
P: Siendo consumados artistas pop, ¿por qué habéis recurrido a Rafael Jiménez Reyes para inmortalizar vuestro segundo trabajo?
R: No hay más que echar un vistazo a su obra. Es descomunal. Algún día será reconocido como el enorme artista que es. Para nosotros la portada refleja esa mirada acertada de la imperfección humana que también buscamos con nuestra música. Además es un tipo tremendamente generoso y cercano.
No hay comentarios