Su primera respuesta fue no, basada en que sus méritos no pasaban más allá de una persona que ha trabajado desde siempre por la Semana Santa, como tantas otras personas. Pero una semana después dijo que sí a la propuesta de pregonar la Semana Santa de Pozoblanco. Desde aquel sí han pasado seis meses y ahora le toca la hora a Ángel María López Castilla de pregonar la Semana Mayor. Será mañana domingo (12:30 horas, Teatro «El Silo») cuando el pregonero suelte las palabras escritas a lo largo de los meses y el pregón pase ya a ser colectivo.
Pregunta: ¿Cómo está ante la llegada del momento de dar el pregón?
Respuesta: Estoy atacado, pero no de nervios sino porque hay muchos detalles que pulir, tenemos muchas cosas a las que hay que llegar y eso es lo que me tiene así.
P: ¿Ha pasado muy rápido el tiempo desde que le dijeron que había sido propuesta como pregonero hasta este momento?
R: No se ha pasado rápido, yo es que tengo un defecto, voy dejando las cosas y como había mucho tiempo desde septiembre pues al final he acabado con unas carreras relativas. También es cierto que hace quince días que di por cerrado el texto, mandado a imprimir y demás.
P: ¿Cómo fue la llamada en la que se le comunicó la decisión?
R: Lo primero que dije fue que no, lo segundo que no me lo merecía, que qué había hecho yo para ser pregonero. Lo único que he hecho ha sido trabajar, estar en la Semana Santa, poner mi granito de arena donde he podido sin esperar nada a cambio. Luego, evidentemente, es un reconocimiento a una labor que has hecho durante mucho tiempo. Pero la primera idea fue decir que no, qué iba a decir yo después de cuarenta y cinco pregones.
P: ¿Pasó mucho tiempo entre esa reacción y el sí o fue en la misma llamada?
R: No, no, pedí que me dejaran pensarlo una semana. Nos dimos de plazo ese tiempo y el martes después de feria acepté. Seguía pensando que no tenía méritos porque gente trabajando en la Semana Santa hay muchísima, pero acepté.
P: Ese trabajo del que habla se ha desarrollado en varias cofradías y hermandades.
R: Primero salí como borriquito, viviendo enfrente de los Salesianos no quedaba de otra. Iba al colegio y salíamos los niños del colegio, a mí me gustaba. Luego, mi padre fue fundador de la cofradía de la Amargura, estuvo mucho tiempo en la directiva, ante de los antiguos alumnos como de la cofradía y me apuntaron de pequeño. Cuando dejé de salir en ‘La Borriquita’ empecé a salir en el Jueves Santo. Siempre he sido cofrade, aunque algunos años también fui costalero.
P: Y luego aparece Jesús Nazareno.
R: Yo quería ser costalero y cuando empezó El Silencio no estaba aquí, estaba estudiando. Cuando me vine para el pueblo empezaron a hablar de que iban a hacer una cuadrilla en la Amargura, pero no cuajó. Entonces empezó la de Jesús Nazareno y allí entraron varios amigos míos, cuando me enteré me metí a costalero. No tenía vinculación con la Hermandad, iba a ver el Prendimiento con mi padre, pero no tenía ninguna vinculación especial ni era asiduo visitante a la capilla de Jesús Nazareno. Entré de costalero y fui conociendo a Jesús Nazareno, la semilla cristiana ya la tenía, después de 4-5 años me hice cofrade y luego entré en la primera junta directiva de Rafael Sánchez. Lo hice como vicesecretario, pasé a ser secretario, luego vicepresidente y presidente, seguía de costalero y fui capataz durante quince años. Cuando empecé de presidente dejé el cargo de capataz porque no llegaba a todo y había que dejar pasar a nuevas personas y nuevas ideas. Y aquí sigo, ahora de vocal en la Junta de Gobierno, siendo cofrade y participando en todo lo que puedo.
P: De todas esas tareas que ha desempeñado, ¿dónde se siente mejor?
R: Todo tiene su parte buena, pero lo que más me gusta es ser costalero es como más disfruto. Creo que nunca nadie me habrá escuchado decir que es un sacrificio, es algo que se hace con gusto. Es cierto que haces un esfuerzo, te vas a tu casa cansado, pero eso es un trabajo físico, no es un sacrificio. Para mí es un gusto con todo lo que implica la palabra costalero, además es el mejor sitio para una procesión, no hay mejor sitio que ese.
P: Y dentro de ese lugar, ¿qué momento elige?
R: Siempre me ha gustado la entrada, cuando llegamos de vuelta a casa con la estación de penitencia cumplida y con ese abrazo que nos damos diciendo, Jesús ya está otra vez en su casa.
P: Vamos ahora al pregón, ¿qué reto ha perseguido?
R: Me lo he planteado como un pregón de Semana Santa, no como algo para contar mi vida, entiendo que pregonar significa exaltar la Semana Santa. Voy a ser un poco clásico en relación a eso porque voy a hablar de las cofradías y hermandades. Lo que he pretendido es contar mis sentimientos a lo largo de los años intentando expresar lo que me hacen sentir cada una de las cofradías e imágenes que tenemos en Pozoblanco.
P: ¿Le ha costado mucho escribirlo?
R: Claro que cuesta porque nunca estás del todo satisfecho. No sabes si has puesto lo que querías decir, si se va a entender… Efectivamente, es algo que está sujeto a la crítica.
P: ¿Tiene ganas de soltarlo?
R: De lo que más. Creo que me voy a quedar muy tranquilo cuando pase el pregón mío al de todos y luego entra la segunda parte, lo que pueda venir.
P: Lleva mucho tiempo en la Semana Santa, ¿ha cambiado mucho?
R: Claro que ha cambiado, casi todo para bien, pero hay algunas cosas que se echan de menos. Creo que ahora hay un exceso, aunque tú seas parte de esto, de exposición pública en los medios. Cualquier cosa que haces tiene que salir y muchas cosas no son necesarias. Dedicamos, es un sentimiento que tengo, mucho esfuerzo a cosas externas que no son tan importantes y olvidamos la esencia. No digo que lleve razón, pero es mi opinión.
P: ¿Qué me puede contar del pregón? ¿Lleva música? ¿Quién le presenta?
R: Estará conmigo una banda de cornetas y tambores y me presenta mi hermana Inma, fue una de las cosas que tenía clarísimas desde el principio. Ella está metida en la Semana Santa igual que yo y pensé en ella desde el primer momento.
P: ¿Le ha leído el pregón a alguien?
R: No, solo un amigo mío, muy amigo, lo ha leído y estoy muy tranquilo con lo que me ha dicho porque es una persona con criterio. Solo él lo ha leído.
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