Si exceptuamos al Atlético Espeleño, que ha completado una liga extraordinaria, el equipo cordobés que más tranquilo ha vivido en esta campaña ha sido el Atlético Villanueva de Bartolomé Arévalo. Los jarotes no han pasado apuros y han coqueteado con la zona noble, aunque es cierto que han estado por debajo del nivel que podría esperarse de su plantilla y al final tampoco han mantenido el tipo para acabar lo más arriba posible.

El Villanueva ha acabado octavo con 12 victorias, 12 empates y 10 derrotas, 46 goles a favor y 49 en contra, con 48 puntos. Con unos pocos puntos más habría acabado tercero. Quizá por esto, o porque es momento de buscar una nueva etapa, el club ya ha anunciado que el entrenador, Bartolomé Arévalo, no continuará en su banquillo tras tres temporadas.

Arévalo expone que «hace unas semanas los componentes de la directiva me dijiron q no renovaría», algo que aceptó con resignación, aunque defendiendo la labor realizada en estos años. «Creo que en el momento del balance la etapa ha sido buena. Los objetivos que nos marcaron los hemos cumplido cada año y personalmente estoy satisfecho con el trabajo del cuerpo técnico».

Eso sí, no oculta que, como la canción de Lapido, el sabor final de esta temporada es «agridulce». «Creo al final nos dejamos ir claramente», expone, aunque también matiza que «yo estoy bastante satisfecho de lo que hicimos hasta que ya no tuvimos opciones de luchar por los dos primeros puestos».

El entrenador recuerda que «al final conseguimos el objetivo, que era mantenernos y estar entre los primeros», aunque no quiere entrar en si para el futuro hay que mirar hacia otras miras porque este año haya sabido a poco la octava plaza. «Creo que eso es algo que ya deben decir otras personas».

El ya ex máximo responsable jarote acaba afirmando que vio una liga «muy competida» durante todo el ejercicio, donde «lo mejor que hemos tenido en nuestro equipo ha sido el compromiso de todos los jugadores», mientras que «lo peor fueron los pocos efectivos con los que tuvimos que trabajar».