En el anterior capítulo veíamos como un bien mueble, con suficiente entidad y características histórico-antropológicas para ser valorado, es sin embargo muy poco conocido, salvo en los círculos más cercanos al entorno del Hospital de Jesús Nazareno de Pozoblanco.
Por el contrario, el bien mueble al que nos referiremos en primer lugar en este segundo y último capítulo es –creemos- más conocido a nivel general en la localidad, a pesar de no residir en ella. Además se da el caso curioso de que su traslado a un sitio mejor (en este caso un museo-centro de interpretación) ha conseguido mejorar su seguridad y perdurabilidad pero, por el contrario, lo ha hecho aún más invisible a los ojos de la ciudadanía de lo que ya lo estaba. Estamos hablando del banco o banca de Pozoblanco de las Siete Villas de Los Pedroches.
Este banco, de madera de pino y clavazón de hierro, con unas medidas de 95x225x48 centímetros, se encontraba desde su fabricación, entorno a finales del siglo XVIII, en la ermita de la Virgen de Piedrasantas, a unos dos kilómetros de Pedroche. En la actualidad y desde 2012 se encuentra ubicado en la primera planta del Centro de Interpretación de las Siete Villas de Los Pedroches, frente a la ermita de la Virgen de Piedrasantas, junto con el resto de bancos de las demás villas mancomunadas.
Posee una inscripción: “Poço blanco”, que acredita su propiedad, en la parte delantera del respaldo, en un principio quizá con técnica de pirograbado, aunque en la actualidad parece ser que tiene trazas de pintura negra. En la trasera aparece una “V” grabada a fuego al igual que en los bancos de Villanueva de Córdoba y Torremilano. Es de construcción sencilla y está formado por tres partes: asiento, respaldo y tres patas o anclajes. Las tres patas tienen forma de “h” y están unidas mediante la técnica de caja y espiga.
Centrándonos en su historia, en realidad no tenemos datos fehacientes y directos (documentales) sobre esta pieza, al igual que no los existen (al menos que conozcamos) sobre el resto de bancos de las Siete Villas de Los Pedroches. Es la tradición la que señala que eran los bancos utilizados por los representantes de las villas mancomunadas, elegidos por los cabildos de cada una en sus reuniones periódicas. Estas reuniones se realizaban para la administración de las dehesas comunales y también para el reparto de beneficios de los productos que éstas daban (pasto, bellotas, yerbas…).
No sabemos cuándo fueron fabricados ni por quién, excepto los que tienen tallada la fecha, caso del banco de la villa matriz, Pedroche. Tampoco sabemos si fueron fabricados por una misma persona y en un mismo lugar, aunque esto no parece factible ya que cada uno de los bancos presenta una tipología diferente. No obstante, y por la tipología constructiva, situamos algunos de ellos a finales del siglo XVIII, entre ellos el de Pozoblanco, ya que se conservan dentro de la ermita otros bancos muy parecidos fechados en 1790.
Por otra parte, la única referencia que hemos encontrado a ellos en la Edad Moderna, es la que cita MORENO VALERO en su artículo ‘Pozoblanco, capital de Los Pedroches’, proveniente de los Cuadernos de Juntas de la Siete Villas que textualmente dice: “Se abonen al santero de Ntra. Sra. De Piedras Santas, cuando se celebren en su ermita por el cuidado y el aseo de colocar las bancas y bufetes, destinados a los usos de los Concejos de esta villa, una cantidad de ochenta y cinco reales”1.
Las reuniones periódicas que se celebraban entre los representantes de los distintos cabildos, además de en la ermita de Piedrasantas en Pedroche, también tuvieron lugar, ocasionalmente, en las ermitas de Santa Marta y San Gregorio en Pozoblanco, en la ermita de la Virgen de Luna en la Jara (actual término de Pozoblanco) o en el mismo ayuntamiento de Pedroche2.
Aunque su lugar de ubicación ha sido tradicionalmente la ermita de pedrocheña, un artículo de Diario Córdoba del 11 de agosto de 1901 que habla de viajes señala que: “El pueblo de Pedroche está a dos leguas de Pozoblanco. Este pueblo debe haber sido la capital de los que lo rodean y que son conocidos por Siete Villas, pues se conservan en el Ayuntamiento siete antiguas bancas, cada una con una inscripción grabada con el nombre del pueblo a que pertenecían los ediles que las ocupaban”.
La propiedad actual del banco de Pozoblanco y del resto, pertenece a la Diócesis de Córdoba (algo que, en principio, sería más que discutible)3. No obstante se “cede el uso de las bancas de los Concejos para su exposición en el Museo Etnográfico a instalar en el Centro de Interpretación de las Siete Villas a los efectos exclusivos de su exhibición el mismo”, en un documento rubricado el 19 de marzo de 2012 por el alcalde de Pedroche y el Ecónomo de la Diócesis de Córdoba.
Existen, y se conservan en el mismo lugar como hemos señalado anteriormente, otros seis bancos pertenecientes al resto de las villas que conformaban la mancomunidad, esto es, Pedroche, Torremilano, Torrecampo, Añora, Alcaracejos y Villanueva de Córdoba. Todos son distintos entre sí. La de Pedroche lleva tallada la fecha de su fabricación, 1726. En el interior de la ermita de Piedrasantas, actualmente, se encuentra otro banco con el nombre de Pedroche y fechado en 1576 (se supone que es el antecesor del que se encuentra ahora en el Centro de Interpretación).
Igualmente, en la misma ermita, hay otros dos bancos más de una tipología muy similar (idéntica técnica constructiva e idéntico clavazón al que hemos catalogado) y en los que aparece grabada la fecha de 1790, lo que nos induce a pensar que el banco que analizamos puede ser de la misma fecha.
En cuanto a su estado de conservación es deficiente con una falta de estabilidad, fruto del paso de los años y de su intenso uso, por lo que a lo largo de su historia se le han colocado dos travesaños que unen la pata central con las laterales para reforzarlo. El respaldo tiene un agujero en su parte izquierda y le falta la clavazón original en esta zona. El asiento se encuentra algo alabeado debido a su intenso uso y roto en la parte izquierda, habiendo sido recompuesto en su parte derecha. Parte de la clavazón ha sido sustituida por simples clavos de hierro. También posee alteraciones químicas a causa de la luz y la humedad, que altera su color y produce óxido en los clavos. Por último, también señalar alteraciones biológicas, en concreto de las patas y parte central, que han sido atacadas por insectos xilófagos, fundamentalmente carcoma, aunque actualmente está libre de la misma. Su integridad parece no correr peligro, siempre y cuando permanezca en su actual ubicación, no sufra manipulaciones y se le someta a una restauración de urgencia para atajar algunos de sus males.
En la actualidad, el banco de Pozoblanco carece de protección, al igual que el resto de bancos y está descontextualizado al no encontrarse en el lugar original, pero su seguridad y conservación han mejorado sensiblemente desde su traslado al Centro de Interpretación de la Siete Villas, del que son el principal atractivo al tratarse del vestigio más simbólico y antiguo del que se tiene constancia de las reuniones de los Concejos de las Villas mancomunadas.
Para finalizar, diremos que tanto el banco de Pozoblanco como el resto, tienen un alto significado simbólico para la historia de la comarca de Los Pedroches, ya que es el único elemento tangible que queda de la unión mancomunada de las siete localidades a través de la Edad Moderna y parte de la Contemporánea. Las Siete Villas escaparon del proceso de señorialización de la época y, salvo unos años que pertenecieron a los marqueses del Carpio, fueron tierras de realengo que compartieron término hasta inicios del siglo XX.
Y para terminar este artículo sobre nuestro patrimonio mueble vamos a analizar otro bien que pasa bastante desapercibido y es el de los leones del Ayuntamiento de Pozoblanco. Actualmente se encuentran en el vestíbulo del edificio del antiguo Ayuntamiento, lo que es hoy en día la Oficina Municipal de Turismo. En su origen estuvieron situados, sobre ménsulas, en el balcón central del Ayuntamiento, donde actualmente está el Salón de Plenos4.
Se trata de dos esculturas de bulto redondo que representan dos leones sedentes que miran al frente. Su cronología es de finales del siglo XIX, en torno al año 1890. De autor anónimo, no constan autorías ni marca. Ambas esculturas se colocaron en el balcón de la fachada del Ayuntamiento de Pozoblanco, una a cado lado, donde han permanecido desde la construcción del edificio, en 1890, hasta el año 2007, año en el que se procedió a una restauración de la fachada del Consistorio –toda ella de granito de la tierra-. Tras su restauración, debido al mal estado que presentaban, se decidió quitarlos de su lugar habitual y colocarlos en el vestíbulo principal de las antiguas Casas Consistoriales de Pozoblanco. En su lugar se colocaron dos nuevos leones de similares características fabricados en granito.
Ni en las Actas Capitulares de la fecha, conservadas en el Archivo Histórico de Pozoblanco, ni en la mayoría de la bibliografía utilizada para la confección de este artículo, hemos encontrado referencias a estas esculturas. Tan solo en la obra ‘Crónica de un pueblo’ del que fuera cronista oficial de esta villa y alcalde de la misma en los años 60 del pasado siglo, Andrés Muñoz Calero, hemos hallado una pequeña referencia. Escribiendo sobre las fiestas organizadas el 19 de julio de 1890, fecha de la inauguración de las entonces denominadas Casas Consistoriales, y de las consiguientes celebraciones y discursos, apunta: “Así nació y quedó construida esa gran casa que ahora contemplamos. Y como de lo externo se trata, digamos que entre las curiosidades que ofrece, una de ellas es que si la hermosa fachada está cubierta de dura piedra, de sólido granito, tiene dos figuras de leones tendidos en los laterales de su balcón principal. Cabe pensar que animales con tan alta fama de valor y en lugar semejante, también serían de granito, ya que no de duro bronce. Pero, no: los hicieron de otra materia más blanda. Y como los vemos pintados, tendremos que creer que no es tan fiero el león como lo pintan…”5.
Analizados detenidamente vemos que están fabricados en piedra, mortero de cal con árido mixto de arena y conchas de moluscos y pigmentos. Los restos de policromía original que aún se conservan, han sido aplicados sobre una capa preparatoria de grano fino y la técnica pictórica parece ser de un temple con aglutinante graso6. Sus medidas son: altura, 62 centímetros; anchura, 30 centímetros; fondo, 80 centímetros. Ambos reposan en la actualidad sobre sendas basas de mármol blanco.
Con anterioridad a los tratamientos de conservación realizados en 2007, las piezas presentaban muchos deterioros. Entre ellos, y por no aburrir más al lector, señalaremos algunos como grietas y fisuras, ocasionadas por agentes externos al encontrarse a la intemperie. También pérdidas de la capa de soporte por la humedad y cambios de temperatura; gran capa de suciedad superficial y la pérdida de casi la totalidad de la película pictórica, además de alteraciones químicas y biológicas. Para corregir todo esto se hizo una limpieza superficial con brochas suaves y jabón neutro; se aplicó biocida para erradicar el ataque de musgos y líquenes y se le dio una capa de consolidación protección a base de silicato de etilo.
Bajo nuestro punto de vista, los dos leones, estando en un sitio adecuado que les protege de agresiones como la contaminación y de otras agresiones como el viento, la lluvia y otras amenazas indefinidas, deberían tener un lugar más destacado y preeminente. Su ubicación actual los hace pasar desapercibidos, por lo que debería buscárseles un lugar más adecuado. Simplemente con estar más elevados serían mucho más visibles para el público que visita la Oficina Municipal de Turismo. Además, y como es obvio, algún tipo de panel explicativo contando un resumen de su historia y significado dentro de la historia de Pozoblanco, contribuiría a divulgar y sacar del olvido otra parte de la historia de la localidad.
Finalizamos aquí este recorrido por una ínfima parte de nuestro desconocido patrimonio mueble no sin antes volver a subrayar que, tanto nuestro patrimonio cultural material como inmaterial (costumbres, folklore, tradiciones…), no es lo mejor ni debemos pretender que lo sea, pero es único, y eso es lo que le da su valor.
Notas:
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Moreno Valero, Manuel. Pozoblanco, capital de las Siete Villas de Los Pedroches. Crónica de Córdoba y sus pueblos. Boletín de la Asociación Provincial de Cronistas Oficiales. Córdoba, 2014.
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García Herruzo, Antonio. Corografía documental de las Siete Villas de Los Pedroches y sus bienes comunales. Ayuntamiento de Pozoblanco. Cuadernos del Gallo, nº 30. 2000.
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Nos tememos que, una vez más, el Obispado de la Diócesis de Córdoba se ha apropiado de un bien que pertenece al pueblo, concretamente al Ayuntamiento de Pedroche, pues, aunque las bancas han estado tradicionalmente en la ermita de Piedrasantas, su uso ha sido a lo largo de la historia fundamentalmente civil.
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Martín Perozo, José María. Transformaciones urbanísticas en los siglos XIX y XX en Pozoblanco. Cuadernos del Gallo nº 12. Ayuntamiento de Pozoblanco. Gráficas Pozoblanco. Pozoblanco, 1993.
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Muñoz Calero, Andrés. Crónica de un pueblo. Imprenta Pedro López. Pozoblanco, 1986.
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Entrevista a Catalina Calero García, Licenciada en Bellas Artes y especialista en Restauración. Directora de la intervención llevada a cabo en la fachada del Ayuntamiento de Pozoblanco en 2007 y de los dos leones objeto de este estudio.
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