«Solo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe… Sólo la cultura de libertad… No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas; no la de pensar, sino dad pensamiento. La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura«. (Miguel de Unamuno)
Hoy es día de cumpleaños en Pozoblanco. El Teatro «El Silo» cumple diez años de vida, una década de historia. El 8 de septiembre de 2006 un concierto del Conservatorio de Música «Marcos Redondo» daba inicio a una andadura que al día siguiente afianzó Joan Manuel Serrat con el primer gran concierto que acogía el espacio escénico. Un Teatro con una capacidad para 800 butacas, cuando a Pozoblanco le correspondía uno de 410 butacas, un Teatro que venía a poner fin a un viejo anhelo y que lo hizo respetando el patrimonio pozoalbense diseñando la infraestructura como parte del antiguo silo de almacenamiento de cereal. Un proceso largo y arduo del que se consiguió un Teatro con varios espacios anexos como la sala temporal de exposiciones y el Mirador. Un espacio que creó ilusión, que ha permitido crecer a los ciudadanos pozoalbenses como público, que ha ofrecido una variedad de programación a priori por encima de las posibilidades de un municipio de 17.000 habitantes, pero que también ha ido generando debates a lo largo de esta década.
El Teatro «El Silo» es el segundo mayor de la provincia de Córdoba, tan sólo superado en aforo por el Gran Teatro de la capital, y por sus tablas ha pasado una variedad de artistas y compañías que han figurado en la cartelera de los teatros más importantes de España. Nombres propios como el de Serrat, Pasión Vega, Diana Navarro, Víctor Manuel, Lolita, Luis Eduardo Aute, Miguel Poveda, Sara Baras, Raphael, David Bustamante, Pablo Alborán, Merche, José Mercé, Ana Belén, Sergio Dalma, María Dolores Pradera, El Cabrero, Lola Herrera, María Galiana, Concha Velasco, Zahara, Vanesa Martín, Antonio Orozco, Amaral o Ismael Serrano. Grupos como Supersubmarina, Café Quijano, Los Sabandeños o Efecto Mariposa, géneros como la Ópera o el Ballet y compañías como La Zaranda, Ron Lalá, Teatro Velador, Teatro Clásico de Sevilla o Los Ullen. Todo ello, sin olvidar la aportación que los grupos locales han ido realizando a lo largo de estos diez desde el teatro, a la música, pasando por un mantenimiento vital por cada uno de las tradiciones de Pozoblanco. Esa es la mejor carta presentación de «El Silo», una carta de presentación que hace vivir, sentir y crecer a un público que también ha ido creciendo en estos diez años.
Como institución pública, «El Silo» ha tenido y tiene una dirección política que ha estado en manos de Serafín Pedraza (septiembre 2006 – abril de 2009), Emiliano Pozuelo (junio 2009 – julio 2011), Juan Bautista Carpio (julio 2011 – mayo 2015) y Rosario Rossi (desde mayo de 2015). Cuatro políticos que han dejado clara y diferente forma de entender la gestión, y por extensión, la propia cultura pero que han mantenido inalterables algunas cuestiones. Una de ellas, la base de una programación que encuentra sus raíces en el circuito de la Junta Andalucía, Enrédate, desde el año 2007 y en el Platea del INAE desde el 2014, compaginando ambos circuitos en la actualidad. Otro de los acuerdos inalterables es entender las sucesivas programaciones como una inversión y no como un gasto y dotar al presupuesto de una importante partida para este fin. Una parte política que no siempre ha sabido vender la funcionalidad de «El Silo», más allá de las noches de llenos absolutos. El Teatro es cultura para quien decide acudir al mismo pero también para los niños y niñas que desde muy temprana edad acuden como parte de su formación educativa para ver espectáculos de flamenco, danza o ballet. Esa es otra carta de presentación que no se ha sabido explotar y que por sí misma justificaría los llamados «gastos» al abrir el Teatro.
En un municipio atípico como es Pozoblanco donde nos cuesta poner en valor lo que nace y crece entre sus calles, con la celebración de estos diez años de Teatro igual es hora de reconocer la fortuna que muchos fines de semana al año tenemos por no tener que desplazarnos para ver auténticas joyas, otras no tanto, en materia de teatro o música. Queda por ver si el programar todos los fines de semana se convierte en positivo o negativo, conseguir programar para todos los públicos y enganchar a los más reticentes, abrir el Teatro a los colectivos de la comarca, queda un amplio recorrido para garantizar que se sigan cumpliendo años con el Teatro tal y como está concebido en la actualidad. Pero hoy es un día para felicitarnos por la oportunidad que tenemos de seguir creciendo a nivel cultural y, por tanto, de ser más libres.
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