Las Jornadas de Otoño de la Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno han cerrado su vigésimo quinta edición con una mirada a uno de los temas que golpea la actualidad, la desinformación. Lo ha hecho en una tarde en la que ha intervenido y debatido el Álex Grijelmo, profesor de la Escuela de Periodismo de El País; Julián Quirós Monago, director de ABC; y Juan Luis Cebrián, director fundando de El País. Los tres han realizado diferentes ponencias para entablar, posteriormente, un diálogo que ha servido para poner el punto y final a otra brillante edición de las Jornadas de Otoño.
El encargado de abrir la tarde ha sido Álex Grijelmo abordando ‘El anonimato: razón y sinrazón’ trazando esta opción de manera histórica y diferenciando los anonimatos que son protegibles y aquellos que no, así como las diferentes modalidades de anonimato. La ponencia de Grijelmo no ha aludido el anonimato cibernético que entronca con la “manipulación, el drama y la tragedia”. “La mayoría de los ataques no sería posible sin el anonimato igual que los bulos desinteresados que nacen con la colaboración de las grandes plataformas”, ha asegurado.
Las redes sociales han sido otras de las herramientas analizadas a través de la utilización de un anonimato que permite ataques con Grijelmo poniendo una cifra sobre la mesa: el 66% de los atacados denuncia que el ataque procede de alguien desconocido. Junto al anonimato, Grijelmo también ha señalado la suplantación de la identidad y todas la problemáticas que implican. Respecto a posibles soluciones ha defendido que “hay vías” que ya han sido propuestas y que pasan por “la regulación del anonimato en la red” para lo que ha apostado por leyes y normas elaboradas democráticamente sin prohibir el anonimato, sino su regulación.
Las redes han seguido estando presente en la última tarde de las Jornadas con el director de ABC, Julián Quirós Monago que ha hablado de ‘La prensa escrita y la nueva comunicación en las redes’. En el inicio de su intervención, Quirós Monago ha querido hablar de bulos que “generalmente se fabrican fuera de la prensa para debilitar a la propia prensa, engañarla o para acosarla”. Así, ha defendido que los bulos “son una herramienta ideada contra la sociedad democrática, pero también contra la prensa. La prensa comete errores, exageraciones, tiene sesgo y da intencionalidad, pero la prensa profesional no inventa ni planifica hechos falsos a conciencia, algo que se deja ver conforme crecen las redes sociales”.
Respecto a la “explosión digital”, el director de ABC ha reconocido que “en veinte años han sucedido cosas que no hemos sabido manejar” con la irrupción en Internet de medios de comunicación y otros que no lo son, fenómenos que han coincidido con la pérdida de peso de la prensa tradicional. Respecto a los grandes “asedios” de la prensa ha situado al propio negocio que tiene que hacer frente a “un monstruo” como google que “distribuye el 50% del contenido de los periódicos, además de ser un competidor directo en el mercado de la publicidad”. En segundo lugar, ha señalado a las redes sociales como el otro gran asedio centrándose en el lado de la influencia y el prestigio. Con todo, ha asegurado que la prensa sigue importante por dos cuestiones fundamentales: “todavía podemos contar algo que no se quiere que se sepa y decir a la gente si aquello que sabe es verdad o no”.
Las redes como medios de comunicación
Juan Luis Cebrián ha tomado el relevo contestando a una de las preguntas de su antecesor, ¿son las redes sociales medios de comunicación? El socio fundador de El País ha sido nítido al contestar que “deben de serlo porque ya en Estados Unidos más del 70% de los ciudadanos se informan por las redes sociales. Serán unos medios diferentes, pero lo son y han liquidado el sistema de negocio de los medios tradicionales”. Esa claridad ha sido la tónica de una intervención en la que también ha expuesto que “los medios en papel son zombis, muertos vivientes” que conviven con un cambio de civilización y con las redes sociales originando un impacto mayor al de la invención de la imprenta.
Cebrián se ha adentrado, posteriormente, en la opinión pública como la opinión publicada que entra en otro estadio porque “la opinión publicada en las redes es más compleja”. “Lo que está pasando es que la opinión la hacen los influencers, muchos pagados por sistemas gubernamentales y no solo de Rusia”, ha apuntado para señalar que en la actualidad el crecimiento no se centra tanto en la opinión pública como en el relato. La posverdad, como verdad emocional, y la huida del análisis intelectual de la realidad han sido otras de las cuestiones abordadas por Cebrián, al igual que las “fake news” y la polarización a la que conducen por cómo están concebidos los algoritmos de algunas redes sociales. Fenómenos, los de la posverdad y “fake news” que ha señalado como situaciones que “no son nuevas, lo que ocurre es que no hay forma de control por el sistema analógico”. “Chocamos con valores propios de la democracia que no podemos defender con los sistemas de la democracia industrial”, ha añadido Cebrián antes de hablar de la censura que aplican las propias redes sociales.
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