No es fácil movilizar a centenares de personas, que se involucren en un proyecto, desarrollarlo y verlo crecer sin morir en el intento. Porque de éxito también se muere. Pero la Peña Cultural Belén Viviente de Torrecampo ha ido tomando nota de ediciones anteriores para seguir puliendo, mejorar y ofrecer novedades a quienes estos días se han acercado hasta la localidad para disfrutar de un belén viviente que se cuenta en cifras: más de 300 participantes y 56 escenas.
Como siempre, en esa puesta en escena, destacaron algunos edificios como el pósito, la antigua cárcel y la Posada del Moro ya que su arquitectura permite hacer crecer a las escenas y dotarlas de un ambiente especial. La implicación vecinal se respira a cada paso y eso provoca que la experiencia se disfrute aún más ya que cada escena está cargada de detalles, al igual que los personajes que le dan vida.
El paseo por Torrecampo ofrecía una recreación de trabajos tradicionales, sin olvidar el día a día de un pueblo cualquiera con la actividad en la escuela, o la vida en sus calles. Sin embargo, el belén viviente obliga a acercarse a escenas indispensables y ahí entra el Palacio de Herodes, la visita a los Reyes Magos o al propio Nacimiento.
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