El salón de plenos del Ayuntamiento de Pozoblanco se ha vuelto hoy a llenar de niños que han ocupado el lugar destinado habitualmente a los diferentes concejales. En este caso han sido los niños integrantes del equipo de la Escuela Municipal de Fútbol de la localidad los protagonistas al ser recibidos por las autoridades tras la consecución de la cuarta edición de la Copa Covap el pasado sábado en Granada. Un acto emotivo donde además de destacar el trabajo del equipo, integrado por jugadores de Pozoblanco y de la comarca, se ha resaltado el trabajo de una Escuela donde prevalece «inculcar» los valores adscritos al deporte.
El concejal de Deportes, Pedro García, ha dado la bienvenida a jugadores y padres y ha destacado el «buen» papel desarrollado por el equipo no sólo en el terreno de juego, sino también fuera del mismo demostrando «saber competir y respeto» por lo que ha felicitado a los responsables de la Escuela. Precisamente su presidente, David García, ha querido ahondar en esa faceta no tan deportiva y ha explicado parte de la función social que viene realizando la Escuela con donaciones de material deportivo a través del contacto con ONG´s. Por su parte, el alcalde de Pozoblanco, Emiliano Pozuelo, ha puesto en valor el apoyo al deporte base y ha hecho hincapié en la capacidad de la transmisión de valores tanto por parte de los padres de los jugadores como por el equipo de monitores y entrenadores que sustenta la Escuela.
Ante la atenta mirada de sus jugadores, los dos entrenadores del equipo, Dani García y Pedro Jesús Arévalo, se han mostrado satisfechos por el resultado conseguido y han deseado que el trabajo realizado tenga su continuidad en las categorías bases del Club Deportivo Pozoblanco. Un deseo al que se ha sumado José María Castro, que viajó a Granada con el equipo como fisioterapeuta para poder salvar cualquier contratiempo.
El momento más divertido de la mañana ha llegado de la mano del capitán del equipo, Antonio Pozuelo, que ha revivido lo acontecido en Granada dejando claro que «lo pasamos muy bien» y destacando el poder haber jugado en un campo de Primera División. Eso sí, los chavales se quedaron con ganas porque «los partidos eran muy cortos». Y es que cuando el balón echa a rodar, todo lo demás parece quedar en el olvido. La foto de familia con el trofeo conseguido ha puesto fin a esta recepción.
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