- Añora ha vuelto a convertirse durante todo el fin de semana en el epicentro de la comarca y su apuesta por la tradición sigue sin encontrar techo
El ambiente que se respira en las Olimpiadas Rurales de Los Pedroches deja atrás durante muchos momentos la competición pero una vez «metidos en faena» todos los equipos anhelan tener el última día de pruebas un adoquín en su palmarés. Por eso, la entrega de premios se convierte también en parte importante de una iniciativa que parece no tener intención de tocar techo. Un techo al que se ha elevado en esta séptima edición el equipo noriego de «La Cabaña» que ha conseguido alzarse con el adoquín de granito más importante de la competición, así como con los 1.000 euros que le acreditan como ganador y el fin de semana en las casas rurales de San Martín. Este clásico de las Olimpiadas ha compartido podium con «La Fábrica Noriega», conformado por miembros de Añora y Dos Torres, y por los jarotes «Arcuceros», segundos y terceros, respectivamente. El equipo ganador ha obtenido una puntuación final de 641 puntos, frente a los 635 del subcampeón y los 620 del tercer clasificado, guarismos que demuestran lo interesante de la competición.
Antes de conocer la configuración del cajón de ganadores, los 48 equipos han dejado atrás el esfuerzo plasmado en cada prueba y han vuelto a demostrar sus ganas de pasarlo bien, algo que consiguen trasladar a las miles de personas que han decidido durante todo el fin de semana hacer una parada en Añora para disfrutar de esta singular competición. Y es que desde el acto inaugural, con la música como protagonista, hasta el porteo de cántaros, la última de las pruebas, no ha habido ni un solo momento donde los participantes se hayan visto solos. Y es que, sin duda, ese es parte del éxito de las Olimpiadas Rurales de Los Pedroches, la unión que se consigue establecer entre organización, equipos y un pueblo que se vuelca con una de sus actividades de referencia. Imposible no venirse arriba con los ánimos recibidos durante «A Piola» o «La Carretilla» en el campo de fútbol o en las pruebas disputadas en la Plaza de Toros, donde las imágenes que se captan son impresionantes con una grada abarrotada y colorida que no para de disfrutar con la fuerza de los aspirantes a ganar «El Garrote» o con una de las pruebas más divertidas, «La Sillita de la Reina».
Ese calor lo han podido sentir los integrantes del equipo «Reco-Operando», que llegados desde Túnez, Turquía, Estonia o Italia, han podido conocer algunos de los juegos tradicionales de la comarca. Pero las Olimpiadas van algo más allá. Y eso se podía comprobar hoy en el «Porteo de cántaros» con «un jurado» muy estricto que sabía de antemano quién iba a llegar hasta el final y quién no. Emocionan esas pruebas donde las personas mayores se sienten protagonistas porque el «porteo» para ellas es cosa de «coser y cantar» y por eso la estampa de hoy nos la han dejando un par de personas mayores que no podían evitar dar consejos a los más jóvenes y dar la clave a algún compañero, «el cántaro no tiene que ir ni vacío, ni lleno, sino a tres cuartos». A muchos les parecerá una tontería, pero la emoción durante esta prueba es evidente y el homenaje implícito que lleva también. Ese es el espíritu de las Olimpiadas.
Durante tres jornadas ha habido saltos y resistencia en «A Piola», fuerza en «El Garrote», «Adoquín» o «La Soga», técnica en «La Cucaña» o «Pingané», puntería en «Los Mizos» y «Tiraores», rapidez en los «Sacos», equilibrio en los «Zancos» o el «Porteo de Cántaros», habilidad en las «Cintas», coordinación en la «Comba», trabajo de equipo en «La Carretilla» o «La Sillita de la Reina». Todo ello en las calles de un pueblo que ha vuelto a ser el de todos y bajo una organización conformada por un centenar de voluntarios que son el alma de las Olimpiadas, realizando a veces el trabajo más ingrato. Importante también el trabajo de Protección Civil y servicios sanitarios que este año han tenido trabajo con algún que otro desvanecimiento, lesión muscular o esguinces que han demostrado que nadie se escapa a las complicaciones del deporte. Pasadas las tres del mediodía se daba por clausurada la séptima edición de las Olimpiadas Rurales y el alcalde de Añora, Bartolomé Madrid, anunciaba que este hecho solo venía a significar el «inicio de la octava edición». Nadie duda que la habrá porque las ganas y el trabajo bien hecho son una constatación y su mejor aval. ¡Enhorabuena a todos!
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