La semana pasada, dos días después de su conclusión, el Ayuntamiento de Pozoblanco emitía el balance oficial de la Feria y Fiesta de Nuestra Señora de las Mercedes. Un balance muy positivo, como corresponde, y que si deja margen de mejora se hará en privado o en el seno de comisiones dedicadas a analizar el desarrollo de las fiestas y ver propuestas de futuro. Lo que se puede vaticinar, sin mucho temor a equivocaciones, es que el homenaje a los mayores seguirá copando la esfera pública como lo hizo antes de su celebración.
Y ahora que se celebran actividades en torno al Día Internacional de las Personas Mayores convendría hablar sin tapujos y sin demagogia de aspectos que se vienen normalizando cayendo en la trampa del «se lo merecen todo». Dando por buena esa premisa hay otra que no lo es menos, las cuestiones municipales sufragadas con el erario público deben plantearse con una pulcritud y transparencia que las aleje de cualquier tipo de debate. Y el homenaje a los mayores planteado por el Ayuntamiento no puede ser una excepción.
Escribió de manera muy acertada sobre este tema Antonio Merino en Solienses hablando de manipulación política y de trasfondos, que siempre son subjetivos lo que no es óbice para que algunos resalten sin dudas. A mí me asalta una única duda, si se trata del ‘Homenaje a los Mayores’ del Ayuntamiento de Pozoblanco no llego a entender las razones que llevan a excluir a este acto de las citas institucionales que reciben todos los concejales y concejales y donde sí se encuentra, por ejemplo, el homenaje al pozoalbense ausente o los fuegos artificiales del martes y domingo de feria. El Ayuntamiento, por muchas mayorías absolutas salidas de las urnas, lo componen todos los ediles elegidos por la ciudadanía y si el Consistorio ofrece un homenaje qué menos que invitar de manera oficial a todos los que lo componen. Más rocambolesco es, sin duda, el hecho de que concejales de la oposición denuncien que se encontraron con problemas para acceder al recinto durante el mencionado homenaje.
No dudo de la conveniencia de homenajear a una generación que ha sustentado y sigue sustentando gran parte de nuestra sociedad, pero en cuestiones públicas hay que ser escrupuloso y no pasa nada por pedir las cuentas de las actividades destinadas a este colectivo, como se hace con el Slow Music u otras iniciativas municipales. La rendición de cuentas, económicas y de otra índole, se realiza por eso mismo porque es algo público sufragado por los contribuyentes. No nos vayamos a equivocar también en esto.
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