No son lo que eran, los plenos de Pozoblanco han perdido interés y el pasado lunes volvió a quedar constancia de ello. En la legislatura de la recuperación de la llamada «paz social» la oposición se olvida, a menudo, de hacer eso, de oposición, y el equipo de gobierno se mueve como pez en el agua porque cuando toca algún tema algo más espinoso basta con no contestar. Discursos hechos, mociones de cuestionable aplicación y relevancia para el municipio, preguntas sin respuesta y otras tantas que se quedan sin hacer. El apartado de ruegos y preguntas sirve para tomar el pulso a los problemas del municipio, los que unos y otros consideran y exponen, y en esa parte entramos en un bucle mes tras mes.
Es entonces cuando volvemos al tema de la limpieza porque un paseo por la calles de Pozoblanco basta para darse cuenta que la situación no ha variado casi nada con respecto a años anteriores, por ciento, en unas calles y en unos barrios más que en otros. Invitó el concejal de Cambiemos Pozoblanco, José María Moyano, a poner en marcha la ordenanza de higiene urbana modificada en pleno hace un año. Una ordenanza que según el alcalde, Emiliano Pozuelo, ya está siendo aplicada siendo varios los expedientes abiertos. No es complicado ver en la prensa provincial algunas determinaciones tomadas por ayuntamientos para paliar esta situación con multas que invitan a dejar las actitudes poco cívicas aparcadas. El equipo de gobierno de Pozoblanco, suministrador de grandes titulares, podría tomar nota para atajar un problema con el que no se consigue dar con la tecla.
Porque las campañas de concienciación que se han realizado, la nueva adjudicación del servicio y los expedientes tramitados parecen ser insuficientes, hasta los vigilantes de barrio que iban a «patrullar» por las calles de la localidad para paliar esta circunstancia. Vigilantes, por cierto, de los que no volvimos a saber nada. Y en esas cosas, en las que se anuncian como «grandes medidas» que se diluyen y caen poco después se echa en falta una oposición que las recuerde. No hace falta caer en la gresca para dar algo de «guerra».
Luego entramos en otro clásico de esta legislatura, en la petición de rendición de cuentas y la puesta en compás de espera para obtenerlas. Y aquí el que entra en juego es el concejal de Festejos, Turismo y Eventos, Eduardo Lucena, al que le cuestionaron sobre los gastos, informes técnicos y demás cuestiones que conllevará el festival de música que se encuadrará en el campo de golf. Lucena indicó que los informes están en marcha y que las explicaciones monetarias se verán en una comisión. Una pena porque a este paso vamos a tener que pedir estar en las comisiones, que al parecer, se presentan mucho más interesantes que los plenos.
Por cierto que en el campo de los incumplimientos aparece también lo de la regulación de los tiempos para no hacer los plenos eternos y, sobre todo, para que algunos corporativos poco dados a la síntesis vayan tomando nota. A veces menos es más y si los propios corporativos no se dan cuenta el presidente del pleno podría entrar en juego aplicando un acuerdo que casi todos obvian.
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