Establecen las reglas no escritas de la política aquello de los cien días de cortesía, es decir, el periodo que suele darse a cualquier gobierno antes de empezar a criticar cualquier decisión adoptada, se trata de un espacio de tiempo donde el debate se rebaja después de periodos electorales intensos. Cien días que a unos se les hacen largos y a otros muy cortos porque el tiempo si es algo, es que es relativo. Y de tiempos puede decirse que fue el pleno del pasado martes en Pozoblanco, más de tiempos que de presupuestos, que pasaron casi a un segundo plano en muchos momentos del debate.
Pidió la portavoz del PP, Anastasia Calero, que hizo esas funciones en ausencia de Eduardo Lucena, a los portavoces de la oposición precisamente eso, tiempo. «Démosle tiempo al tiempo, sean pacientes», indicó al principio de su intervención. Cualquiera pudiera pensar a que estas alturas del mandato deberían seguir vigentes los cien días de cortesía. En política manejar los tiempos es algo a lo que se aspira con frecuencia, sin olvidar que el otro tiempo, el de cualquier ciudadano de a pie se mantiene intacto. Alegar que al final del mandato llegarán los balances y será el momento en el que hable la ciudadanía es algo demagógico y puede plantear el debate perverso de que la democracia se reduzca a un único día.
Pero volvamos a los tiempos. Junio de 2017, finaliza el concurso de ideas para la remodelación del Mercado de Abastos. Junio de 2022, se incluye en el presupuesto una partida de casi 370.000 euros con cargo a uno de los programas de la Diputación de Córdoba. Cinco años entra una y otra decisión y todo igual para una inversión que estaba programada para revitalizar el centro. Cinco años en los que el centro de Pozoblanco sigue decayendo y, por supuesto, el propio Mercado de Abastos. Tiempo. Abril de 2019, a escasos días para las elecciones municipales se aprueba un cronograma para la construcción de la residencia de mayores. Junio de 2022, se incluyen 500.000 euros en una memoria presupuestaria y los terrenos siguen intactos. Tiempo.
Como el tiempo transcurre sin que pase nada, el presupuesto se aprobó con inversiones que ya venían recogidas en el 2021 y que vuelven a aparecer porque, de momento, el tiempo no ha sido suficiente para ni empezarlas. La zona joven, la mejora en las pistas de atletismo o las mejoras en los campos de fútbol de la Ciudad Deportiva fueron compromisos adquiridos en 2021 y que en 2022 vuelven a aparecer porque hasta la fecha no se han visto progresos en ninguna de ellas. Es de suponer que no hay mayor compromiso político que un presupuesto, pero el tiempo deja demostrado que eso es otra falacia de la política, por cierto, no exclusiva de este mandato y de este equipo de gobierno porque de residencia de ancianos y de mercado de abastos, por poner dos ejemplos, se lleva hablando en Pozoblanco algunos años más.
El paso del tiempo suele, a veces, venir acompañado de la desidia si no ocurre nada y mucho me temo que en ese campo está más de un concejal del Ayuntamiento de Pozoblanco, de un lado de la bancada y de otro. Probablemente por eso, el debate de presupuestos no lo ganó el equipo de gobierno ni la oposición, lo volvió a perder Pozoblanco.
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