El del lunes fue el pleno del adiós en el Ayuntamiento de Pozoblanco -aún queda uno para la aprobación de las actas de este último- pero casi todos los corporativos entendieron que era el momento de despedirse de la ciudadanía o, de al menos, entonar un hasta luego porque hay algunos que prometen volver -y a tenor de las candidaturas presentadas a las municipales habrá muchos cambios pero también se prevé que algún concejal vuelva a ocupar su sillón en el salón de plenos-. Con todo, el alcalde, Pablo Carrillo, dejó claro que aún resta un pleno y que después ejercerán en funciones hasta que se conforme el nuevo Ayuntamiento. Con todo, fue una sesión con muchos tintes de despedida.
La primera fue la entonada por la concejala no adscrita, Josefa Márquez, una mujer que ha sido protagonista de la legislatura porque una decisión suya acabó por fracturar un equipo de gobierno y rompió una mayoría absoluta que permitió hasta ese momento gobernar a PSOE y CDeI sin apenas problemas. La actitud de Márquez desde aquel mismo momento ha sido siempre la misma, silencio absoluto ante cualquier pregunta sobre el conflicto. Aprovechó la concejala para dar las gracias «por el apoyo recibido» y animó a los ciudadanos a «exigir responsabilidades» ante los «cantos de sirena, que son solo eso y conducen al fracaso». «Es hora de recobrar el sentido común perdido porque Pozoblanco lo merece. En vuestras manos -la de los ciudadanos- está».
Tomó el relevo en el turno de despedidas la concejala de IU, Manuela Calero, que también hizo autocrítica y crítica de lo que había sido la legislatura apuntando que «esta legislatura no ha sido ejemplo de nada, ni de rendimiento, ni de trabajo, ha habido demasiada crispación y es una situación que no se debe repetir». Y además, también se dirigió a los ciudadanos a los que realizó un ruego para que «esta situación no se repita». «Les pido a los ciudadanos que reflexionen antes de votar y que haya suerte para los que salgan en las próximas elecciones, que vengan con un espíritu más dialogan y participativo», zanjó.
El líder del CDeI, Benito García, quiso apuntar que «tengo el absoluto convencimiento de que los ciudadanos sabe quiénes hemos tenido la intencionalidad siempre de trabajar, de hacer propuestas a pesar de las dificultades que se han ido imponiendo. Ellos sabe quienes han ido buscando el interés general y quienes han ido a buscar otros más allá de para los que fueron elegidos».
Uno de los que no repetirán será Baldomero García, el portavoz del Partido Popular, que después de decretar el voto individual de su grupo tras los problemas internos, se despidió de los que han sido sus compañeros de corporación deseándoles lo mejor en lo personal «a todos» aunque «en lo político me abstengo». «¿Culpa? Todos tenemos en parte, cuando dos personas entran en conflicto todos tenemos parte de culpa, pero es el tiempo el que nos deja a cada uno en nuestro sitio», indicó para desear a continuación que «no pase en Pozoblanco lo que ha pasado estos cuatro años».
Por último, el socialista Juan Bautista Carpio se manifestó más o menos en la misma línea que sus compañeros y deseo a la nueva corporación que «sea capaz de crear una situación mejor que la que hemos tenido». «Deberíamos reflexionar, no solo la actuación del equipo de gobierno, sino de toda la corporación porque debería haber habido un clima de mayor diálogo y crispación», finalizó.
A pesar de las despedidas y de las buenas intenciones, el pleno fue reflejo, una vez más, del despropósito de legislatura con puntos aprobándose con el voto afirmativo de cuatro concejales; con un partido, el popular, roto y aumentando esa sensación de continuo malestar, y con algunas declaraciones fuera de tono -como la contestación dada por César Bravo a una pregunta planteada por Baldomero García- que dejaron entrever que la crispación reinará hasta el fin de una legislatura que lo mejor para los pozoalbenses es que concluya.
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