Con las mismas restricciones pero con algo más de ánimo gracias a la mejora del tiempo, así afrontan algunos hosteleros de Pozoblanco la segunda semana en la fase 1 de la desescalada. Aunque las limitaciones siguen siendo las mismas que hace una semana, el tiempo veraniego ha sido fundamental para que más negocios abran sus puertas y empiecen a recobrar su actividad. Las normas siguen determinando que el servicio tiene que ser únicamente en terrazas, que a su vez tienen que estar limitadas al 50 por ciento de la ocupación del año pasado, aunque podrían verse ampliadas si el Ayuntamiento autoriza a ello.
Recorremos algunos de los bares que han vuelto a abrir hoy lunes observando que el goteo de clientes no cesa, como tampoco lo hacen las dudas que son comunes a casi todos los hosteleros, hay incertidumbre ante la respuesta, ante unas limitaciones que convierten a sus negocios en casi inviables, pero también hay muchas ganas. «Íbamos a abrir el lunes pasado, pero al ver el tiempo decidimos dejarlo porque era hacer gastos para tener que cerrar», cuenta Rocío García de Bar Jupe. El mal tiempo fue el hándicap para retrasar una semana la reapertura que para muchos ha llegado hoy.
«Hemos comenzado con muchísima ilusión, con muchas ganas, mucho miedo también porque no sabemos cómo va a responder la gente, pero estamos intentando hacerlo lo mejor posible, desinfectando entre cada servicio y atendiendo a todo lo que nos pide Sanidad», relata Laura Blanco del Café de Laura. En ese primer contacto con los clientes «ha habido de todo, gente que quería entrar y le tienes que decir que no se puede, gente a la que le tienes que explicar las nuevas medidas y también gente con dudas», apunta.
David López es otro de los hosteleros que ha abierto hoy su negocio y desde la barra de su bar, ADN, afirma que «de momento el cliente acepta lo que se le dice en el caso de que quieran hacer algo que no se puede». «No se trata de negar nada, se trata de que hay que respetar el aforo y nos tenemos que ajustar a eso», detalla. Los tres esperan que a medida que las restricciones se vayan flexibilizando los negocios puedan ver algo más de luz tras dos meses «muy duros» donde los gastos no han cesado.
Una semana de experiencia
Aunque no fue una decisión generalizada, sí hubo hosteleros que decidieron abrir desde el primer momento que pudieron. Es el caso de La Casa del Jamón y allí hablamos con José Luis López que relata que «el tiempo nos echaba para atrás, pero nos animamos y la verdad es que el balance es muy positivo, sin que esto nos haga olvidar que han sido dos meses de cierre con lo que eso significa». Con una semana funcionando, este empresario afirma que «la respuesta de la gente ha sido buena, acepta que tiene que esperar, es bastante comprensiva e incluso algunos han esperado hasta sentados en el banco del parque».
Lo que sí está meridianamente claro y es una opinión compartida es que esta es una responsabilidad compartida entre los empresarios y los clientes, el cumplimiento y la aceptación de las normas se presenta «indispensable» para dejar atrás un virus que ha cambiado nuestra vida y que ha dejado a cero a numerosos negocios que luchan por salir hacia delante.
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