La máquina del tiempo es un programa de Canal 54 en el que se emiten vídeos musicales antiguos. En cambio, en nuestro Ayuntamiento no existe el tiempo, por lo que se hace imposible el movimiento y la presencia de dicha máquina. Nada sucede, nada cambia. A veces, pienso que el primer apellido de Pablo es Rajoy, y que su presencia puede sustituirse sin problemas por su imagen equivalente en un televisor de plasma.
Coincido con un amigo común: Benito es un superviviente, un político. Se defiende como gato panza arriba de todos y contra todo. Eso sí, como últimamente está involucrado en tantos “fregaos”, sus meteduras de pata son frecuentes y dan mucho que hablar. En el pleno, para defender recientes declaraciones, relacionó las ITVs con la OPEP y abominó contra el mayor activo que sustenta a su ideología: la creación de infinidad de impuestos para sostener el Estado del bienestar. Habló también de su intención de ofrecer el servicio gratis. Como si hubiera algo gratis en este mundo y como si fuera justo que todos los contribuyentes tuviéramos que apechugar con un servicio que no demandásemos. Lo mismo es que piensa que una viejecita con una pequeña pensión debe subvencionar a un millonario que se mueve conduciendo un mercedes.
La única moción que tienen que presentar los dirigentes del PP de este pueblo es la que les permita hablar los primeros en el turno de ruegos y preguntas. Entre sus graves problemas de comunicación y que cuando lo hacen ya está todo el pescao vendío, sus minutos se parecen a los últimos de un partido de baloncesto entre Estados Unidos y Eslovenia: los de la basura.
Pepa, Emiliano y Manuela han comprobado otra vez más ese dicho tan cierto de que dos no se pelean si uno no quiere. ¿Que tú preguntas? Yo respondo lo que me da la gana. ¿Que tu exiges? Ante el vicio de pedir está la virtud de no dar. Y así hasta que pasen mil años, total, no existe el tiempo en este pueblo y así cada pleno resulta un bucle melancólico.
Feliz Feria. Que aquí no ha pasao ná; y de lo que diga el escrito, ya se verá.
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