Llegó otra madrugada y otra sentencia. El silencio ante la traición y las palabras que condenarán a Jesús, un prendimiento seguido por centenares de personas en la plaza de Santa Catalina. Y de ahí a un recorrido que encuentro su punto más álgido en el encuentro entre la madre y el hijo, cuando el sol ya deja atrás la oscuridad de la noche. Porque la madrugada pozoalbense se mueve el Viernes Santo entre extremos.
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