José Luis González Peralbo presentará mañana martes (Industrias Pecuarias, 20:00 horas) su nuevo libro, ‘Vicio y fornicio en Los Pedroches’. Una obra en la que continúa la labor iniciada en ‘La mala vida en Los Pedroches’ adentrándose en episodios judiciales dotándolos del lenguaje, humor y cohesión necesarias para que el lector consiga situarse en cada uno de esos casos. Con el autor hablamos de un trabajo que le ha llevado a valorar más de 1.400 casos para publicar entre los dos volúmenes unos 350. 

Pregunta: ¿Estamos ante la segunda parte de ‘La mala vida en Los Pedroches’

Respuesta: El formato es distinto, se ha realizado en otra imprenta, con una portada diferente, no se trata de la segunda parte, sino de un complemento. Cuando presentamos ‘La mala vida en Los Pedroches’ ya advertí que la cantidad de delitos, de episodios, hacía imposible que se recogieran en un único libro. Ya advertí que dejaba para un posible segundo volumen los delitos tipificados como transgresiones morales, sexuales, etcétera, y este es el resultado. 

P: Dice que lo advirtió, ¿pero tenía claro ya entonces que ese segundo volumen vería la luz?

R: Tenía claro que iba a hacer el segundo volumen, publicarlo era otra cuestión, digamos que ha venido hecho. Industrias Pecuarias planteó dos opciones, o bien lanzaba una segunda edición de ‘La mala vida en Los Pedroches’, que se agotó en veinte días, o bien esperaba al 2024, que cumplía su centenario, y aprovechaba para editar esta segunda obra. Finalmente optó por esa segunda opción. 

P: No han transcurrido ni dos años entre esa primera obra y esta segunda. 

R: No olvidemos que los contenidos estaban prácticamente hechos, lo que vi fue la imposibilidad de recogerlo todo en un solo volumen porque iba a superar las mil páginas. Lo que había que hacer era seleccionar y estructurar los episodios para este segundo volumen, pero ya había manejado la totalidad de lo que quería publicar. Estamos hablando de 1.400 expedientes judiciales y de otras procedencias de los que seleccioné 600 y, al final, entre las dos obras van unos 350. Eso es lo que he desarrollado, no con mucha extensión porque quería que tuviesen el formato de relatos, que fueran de fácil lectura y de cosas muy diversas. 

P: Se podría decir que ‘La mala vida en Los Pedroches’ fue un título que enganchó de primeras. ‘Vicio y fornicio en Los Pedroches’ no se queda atrás. ¿Lo tuvo claro? 

R: El libro tiene dos partes, una dedicada a los vicios, a los delitos cometidos contra la templanza; y una segunda parte a lo que hemos llamado fornicios que son los delitos contra la moral, el sexo… Sé que el título es, no voy a decir duro, pero sí fuera de lo normal. He barajado varios títulos, pero creo que el más directo, el que mejor informaba al posible lector de lo que se iba a encontrar era este. Además, formaba parte de unos versos humorísticos que están al principio del texto y en uno de sus episodios que son bastante conocidos: «No es por vicio ni fornicio, sino por hacer un hijo para tu santo servicio». Entonces me pareció oportuno

P: Habla de nuevo del humor, ha vuelto a utilizarlo en este segundo volumen. 

R: Hay que comprender la realización del libro hasta que está en la calle, desde que empiezas a investigar, a transcribir, a seleccionar, a redactar… Básicamente casi todos estos contenidos son de carácter judicial, con una terminología bastante farragosa, aunque no tanto como en la actualidad, pero no deja de ser la jerga típica del mundo judicial y legal. Si lo quería presentar como un relato, como un cuento, tenía que ingeniármelas para trasladar esa jerga a la síntesis de un relato que fuera entendible. Por eso, me he negado a meterle un aparato crítico, por ejemplo, notas a pie de página, bibliografía e incluso en este segundo libro no he querido ni poner una introducción de presentación histórica porque sería repetir lo que ya hice en ‘La mala vida en Los Pedroches’, me parecía reiterativo. 

P: Ha vuelto a apostar por una obra global, que discurra por toda la comarca. 

R: Está claro que hay pueblos que salen más favorecidos, si es que se puede decir en este caso. Pensemos en la historia de la distribución administrativa de la comarca y, en especial, de la zona centro-oriental. La zona de Hinojosa, Belalcázar ha pertenecido, hasta hace muy poco tiempo, a Extremadura por lo que si hay que investigar episodios de este tipo hay que irse a esa Comunidad porque es de donde dependía ese territorio. Entre los dos volúmenes, por supuesto, están todos los pueblos e incluso algunos periféricos como pueden ser Espiel, Villaharta, que también forman parte de nuestra tierra. Además, algunos de los episodios no se dan en una sola villa, sino que los personajes son de una villa, provocan el incidente en otra, huyen y son juzgados en otra. Hacemos un recorrido bastante profundo y completo de toda la comarca.

Hay dos villas que salen muy favorecidas, lo que hoy es Dos Torres, que en realidad son Torremilano y Torrefranca porque eran las sedes administrativas de las Siete Villas y el condado de Santa Eufemia. Se concentra toda la documentación ahí; Torremilano, a su vez, fue sustituido por Pozoblanco y es aquí donde se encuentra documentación. No obstante, las fuentes no provienen únicamente de estas poblaciones, vienen de muchos archivos municipales, históricos; el archivo del Obispado de Córdoba es muy rico en cuestiones matrimoniales, delitos sexuales y demás porque aunque nos parezca mentira la Iglesia era la que juzgaba la mayoría de todos estos delitos. Por tanto, es en el Obispado, en una sección que se llama expedientes matrimoniales, donde se pueden encontrar muchas de estas vicisitudes. 

P: Ya lo hablamos al presentar la anterior obra, pero aquí vuelve a señalar la invisibilización de la mujer. 

R: En este caso está clarísimo, son actrices secundarias de la acción. Curiosamente, al llegar el momento de la pena se les mira con menos consideración que a los hombres, digamos que a ellos se les da por hecho que esos delitos son propios de su naturaleza. Con las mujeres se tiene mucha menos moderación a la hora de castigar, especialmente en algunos delitos que se considera que tienen que ser masculinos, si los hace la mujer se considera que es una acción más grave. Me refiero, por ejemplo, a la embriaguez, cuando sucede esto las críticas y las maneras de tratarlas asustan. Hay que tener en cuenta que los parámetros de aquella época y esta en nada se parecen, no se trata ni de comparar ni aplicar nuestro concepto de la vida al de aquellos años. No quiero juzgar, simplemente exponerlo. 

P: Recalca que estamos ante una sociedad «nada mojigata». 

R: La naturaleza humana es la misma, el problema es que hoy somos más, aunque el territorio es muy extenso y la población siempre ha sido muy escasa, en aquellos tiempos era aún más escasa. Los núcleos urbanos eran más pequeños, de manera que todo se conocía, los vicios y las virtudes de cada uno, era muy difícil escapar a la opinión pública. En este caso, muchos de estos vicios y fornicios, además de que hoy no son considerados delitos, se ven de otra manera y pasan más desapercibidos aunque siguen llamando la atención cuando el escándalo es considerable. 

P: ¿Con qué tipología de casos ha disfrutado más?

R: Yo con todos, incluso a veces me pongo a pensar lo poco que me importa pasar de un encargo para la revista de la Semana Santa sobre el titular de la Agrupación de Cofradía, que es lo último que he hecho, a presentar a la asociación de cronistas para su publicación las consecuencias del terremoto de Lisboa en el patrimonio de Dos Torres y de la comarca en general. Y ahora presento este libro que es de una cuestión jocosa y viciosa, de manera que disfruto con todos los palos de la investigación, siempre que tengan un interés y yo tenga algo que contar y aportar. 

P: Esa diversidad supongo que aporta riqueza al trabajo que realiza. 

R: En este libro, por ejemplo, uno de los principales factores para comprender lo que estás leyendo son las personas, los apellidos, el territorio, los lugares, los edificios, que muchos los seguimos teniendo. No es que nos estén contando lo que estaba sucediendo, sino que nos situamos y estamos viendo lo que estaba pasando. Además, como me gusta mucho la genealogía y creo que conozco bastante la historia de los distintos apellidos de la comarca cuando te encuentras a estas personas en expedientes judiciales tienes muchas referencias a nivel político, administrativo, en protocolos, en compraventas, de manera que sabes quiénes eran y cómo se desenvolvían. Eso me ayuda a comprender mucho mejor a cada persona. 

P: ¿Empezó a investigar para estos libros o se encontró con este tipo de documentación y a partir de ahí armó las publicaciones? 

R: Todos los historiadores nos lamentamos de que esta es una zona en la que hemos perdido la mayor parte de la documentación histórica, no solo en la Guerra Civil, sino en épocas anteriores por inundaciones, incendios, sustracciones, que los propios inventarios de los ayuntamientos reflejan. Nos hemos quejado mucho, insisto, de falta de documentación y esa es la razón por la que los historiadores cordobeses se han interesado muy poco por la comarca de Los Pedroches. Ha sido a partir de los cronistas, de algunas personas concretas, que se ha empezado a poner de manifiesto nuestro pasado. Hay muchísimos trabajos sobre la campiña, sobre Córdoba capital desde hace 50-100 años y sobre Los Pedroches siempre estamos volviendo sobre las mismas fuentes. Hasta ahora, insisto, hasta hace 15-20 años que ha cambiado el panorama. Pero, en este caso, encontrarse la sección de pleitos del archivo histórico de Dos Torres es una gozada, es imponente, seguramente que hay más de cien cajas con este tipo de expedientes. Esto te permite el lujo de hasta seleccionar, distribuirlo y tocar muchas facetas de esta vida viciosa y, sin embargo, tienes contenido para todos ellos. 

P: El libro acaba con los antros de perdición. 

R: Sí, los burdeles, es la terminología que se utilizaba. Hoy nos puede llamar la atención, pero es que la prostitución era legal y, además, durante siglos manejada por la Iglesia. Eran los cabildos los que se embolsaban el dinero, los que alquilaban los locales y demás. En Pozoblanco había bastante burdeles, casas de perdición, que eso sí, estaban localizadas en diferentes sitios. Comenzaron en lo que hoy es la Avenida Villanueva de Córdoba, por entonces el extrarradio, pero a partir de la llegada del ferrocarril se quedó en el lugar más céntrico y la consecuencia fue que fueron desplazados hacia lo que se consideraba la parte más humilde de la población, el barrio de San Bartolomé. 

P: Tan importante es encontrar la documentación como una empresa que apueste por publicar su trabajo. Y aquí aparece Industrias Pecuarias. 

R: Y además una empresa que no tenía tradición de publicar, lo máximo que ha realizado ha sido pequeñas colaboraciones a través de la adquisición de ejemplares. Creo que publicar empezó conmigo y ha publicado los tres libros de su centenario y este va a ser el cuarto. He tenido la suerte de contar con amistades en el consejo de dirección, de que ellos también vinieran a mí en un momento previo a la celebración de los actos del centenario para aportar unas ideas. Cuando ellos se enteraron de que tenía este material decidieron publicar y como se dio muy bien la primera obra han decidido seguir. El primero, tengo que decir, lo llevé al Ayuntamiento porque, entre otras cosas, había estado muchos años en el servicio de publicaciones como asesor. Me parecía muy descortés el ofrecerlo a cualquiera y no hacerlo al Ayuntamiento, que tenía como objetivo publicar obras de este tipo locales o comarcales. Como aquello se eternizó, no tenía respuesta y salió lo de Pecuarias, pues adelante. 

P: ¿Qué me dice de la portada del libro?

R: La portada original no era exactamente esta. El grabado es de 1598 de un viajero y grabador extranjero, hizo muchas vistas de ciudades con motivos de la vida cotidiana en primer plano y yo había cogido un gran detalle, pero le di total libertad a los artistas de Imprenta Castro. Marce Moreno es un artista y me propuso centrar la atención en las tres figuras que aparecen, me pareció muy bien, elegante y dije que sí. 

P: Por cierto, no me resisto a preguntarle sobre el trabajo que ha hecho de las consecuencias del terremoto de Lisboa en el patrimonio de Los Pedroches. 

R: El terremoto de Lisboa de 1755 y uno posterior que hubo unos años después, fueron fortísimos. El de 1755 produjo más de 5.000 muertos en España, principalmente, en la costa de Huelva y Cádiz por el tsunami que produjo. Me había encontrado en la mayoría de investigaciones que a partir de 1755 había muchas obras en todos los monumentos de la comarca, contratos alarifes, con albañiles, reformas, ampliaciones, nuevas construcciones porque se desmoronaban las anteriores. Cuando empiezas a sistematizar y relacionar te das cuentas que en aquel entonces no colapsaron, pero seis años después ante otro terremoto de la misma envergadura pero menos dañino, provocó que todo se desmoronase poco a poco. Creo que va a resultar muy interesante y la gente se va a dar cuenta de que el terremoto lo que hizo fue acabar, desgraciadamente, con un patrimonio histórico considerable, pero también rejuvenecer a su vez el que ahora tenemos.