Despejadas las probabilidades de lluvia, el Domingo de Ramos se vivió en toda su plenitud en Pozoblanco. Lo hizo en un año donde la cofradía salesiana de la entrada de Jesús en Jerusalén ‘La Borriquita’ decidió variar su itinerario y adentrarse en la parte central del recorrido a través de la calle Santa Marta y la Avenida Villanueva de Córdoba. Más allá de esos cambios, el fervor con el que se siguió la procesión de las palmas fue el de todos los años y eso se dejó notar ya desde la salida en la Plaza de los Padres Salesianos, llena por el gentío. 

La primera de levantá, antes de que la imagen abandonara del todo la iglesia de María Auxiliadora, fue para la pregonera de la Semana Santa de Pozoblanco, Mari Luna Sánchez. A las puertas de ese templo, la pregonera pudo vivir ese momento con los niños y las niñas ya procesionando con las palmas y las ramas de olivo. Se dejó, entonces, vislumbrar una imagen que impactó por el contraste de la gama cromática utilizada ya que al blanco de la tradicional túnica se sumó el fuerte azul y dorado del manto. Contraste cromático que armonizó con la ornamentación floral del paso. 

Sumó a todo ello la cofradía los estrenos del trabajo de talla de los respiraderos del paso, así como dos incensarios y la Cruz de Guía. Tras el paso por los lugares sumados este año al recorrido, tras las variaciones, tocó abordar la Plaza de la Iglesias con parada en Jesús Nazareno, lugar donde generaciones se dieron la mano porque mientras dentro los protagonistas eran los más pequeños, fuera las miradas se posaban en los mayores de la residencia de Nuestro Padre Jesús Nazareno que no quisieron perderse el paso de ‘La Borriquita’. 

La Agrupación Musical de Dos Torres fue la encargada de acompañar a ‘La Borriquita’ durante toda un Domingo de Ramos que encaró la vuelta al hogar con su tradicional recorrido, es decir, saliendo de la Carrera Oficial hacia la calle Andrés Peralbo.