Hubo una pregunta planteada de forma retórica que, a mi juicio, marcó la última sesión plenaria en el Ayuntamiento de Pozoblanco. La lanzó la portavoz del PP, Anastasia Calero: Es legal pero, ¿es moral? Lo hizo al referirse al supuesto trato de favor que daba el PSOE durante sus años de gobierno a unas empresas por encima de otras. Lo dijo la portavoz desde ese púlpito en el que lleva subida un tiempo y donde parece sermonear a todo aquel que ose decir algo en contra de su gestión; ese desde el que pone «luz, sensatez y cordura».
Dos acusaciones lanzó Calero durante la sesión plenaria señalando concesiones que podrían haber sido irregularidades durante los mandatos socialistas, según sus palabras, y las actividades que se habrían llevado a cabo en Pedrique. En este punto, tal y como está el patio, tengo que reconocer que la imaginación echó a volar. Pero dejando a un lado la capacidad de imaginación de cada uno, realizar ese tipo de acusaciones se debate en esa línea delgada entre lo legal y lo moral porque, a tenor del lugar que ocupa, información tendrá para dar y regalar. Estaría bien que si esas acusaciones son reales, se dirimieran donde se tienen que dirimir o, al menos, se sustentarán con pruebas no vaya a ser que entremos en la psicosis que andamos con los audios denunciados mediáticamente y no probados. De momento, y solo de momento, se está a la espera de que el alcalde de Pozoblanco pase por el juzgado -un recurso presentado por su defensa aplazó la declaración por segunda vez- por lo que, a priori, podría resultar arriesgado entrar en ese terreno.
Pero es el camino utilizado por este equipo de gobierno, que se inocula desde que entras a formar parte de la mesa del rey Cabello, todo lo anterior no existe o no está bien hecho. Así de fácil. Les confieso que he tenido que tirar de hemeroteca para saber cómo estaba Pozoblanco hace un cuarto de siglo por la manida frase que acompaña al equipo de gobierno desde hace tiempo: «nunca antes en veinticinco años», obviando por supuesto, que ese tiempo hubo un lapsus de casi dos años donde el PP tocó poder. No reconocer nada al contrario es un argumento tan banal que podrían desecharlo, tanto el equipo de gobierno como la oposición porque la gestión no llegó con Santiago Cabello pero tampoco se le puede tachar a este equipo de gobierno de no hacer nada.
Dejando a un lado esa polarización lingüística, lo cierto es que el actual equipo de gobierno ha recibido una herencia de los gobiernos anteriores y al igual que aceptaron las cosas positivas tienen que hacer lo mismo con las negativas, las cargas. Pedrique podría ser una de esas cargas y el silencio sobre el mismo es sepulcral. Ya en el mandato anterior se habló de expolio por parte de familiares de Aurelio Teno como si el Ayuntamiento fuera un convidado de piedra. Es legal dejar en el aire un espacio de esas características, pero ¿es moral? ¿La mala gestión o el dispendio de unos da carta blanca para la ausencia de gestión de otros? Por cierto, silencio sobre el destino de la aceituna del olivar. Me suelo medir más por los silencios que por las declaraciones en las sesiones plenarias. No fallan.
Silencio también hubo por parte de la concejala de Cultura, Marisa Sánchez, cuando le preguntaron por qué se había dejado fuera un medio de comunicación -somos tres en la localidad- en la campaña institucional del 8M. Silencio porque eso de la censura y del castigo a quien no piensa como el que manda seguro que es herencia socialista, pero esa la han aprendido bien, a esa se han sumado sin problemas. Ahí los unos y los otros se darían la mano. Por cierto, entre el silencio y la media verdad es mejor el silencio, es menor perverso. Ante otra pregunta sobre el reparto de publicidad institucional, el primer edil indicó que todos los medios habían facturado en 2024. Verdad inapelable. Pero les contextualizo, lo facturado por este medio de comunicación en todo ese año igual no llega al tercio de lo facturado por los otros dos medios de comunicación únicamente en la campaña del 8M. Es legal, pero ¿es moral?
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